Ainhoa Muyo Madrid | viernes, 26 de octubre de 2018 h |

Las bacterias multirresistentes causan al año alrededor de 700.000 muertes en el mundo según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y las previsiones estiman que, de cara a 2050, serán 10 millones las víctimas de las resistencias. Se ha demostrado que más del 60 por ciento de los patógenos humanos son de origen animal, con lo que el problema alcanza una escala global en términos de salud. Estos datos han provocado que el uso prudente de antibióticos veterinarios haya centrado el foco para luchar contra las resistencias antimicrobianas aumentando así la seguridad en los productos alimenticios de origen animal, tal y como se ha puesto de manifiesto durante el seminario “Alternativas reales a la resistencia a los Antibióticos. La inmunoterapia y el Big Data”, organizado por Laboratorios Ovejero, la Asociación de Periodistas Agroalimentarios de España (Apae) y la ANIS.

Para intentar poner freno a este problema de salud pública que afecta tanto a la salud humana como animal, Miguel Ángel Moreno, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y ex-miembro del Plan Nacional de Resistencia a los antibióticos (PRAN), señaló la necesidad imperante de “hacer únicamente el consumo de antibióticos que sea necesario, tanto en personas como en animales”.

Además, todos los ponentes del encuentro coincidieron en la importancia de concienciar a la sociedad en torno a este problema, considerado de salud pública, por la cantidad de consecuencias y muertes que se producen anualmente a nivel mundial.

Normativa europea

Tal es la importancia de este asunto, a nivel comunitario, que el Parlamento Europeo ha planteado una iniciativa para atajar el uso de antibióticos en las explotaciones ganaderas y evitar así que las bacterias resistentes lleguen a los alimentos.

Por ello, el proyecto de ley pendiente de aprobación plantea limitar el uso de antimicrobianos en salud animal como medida preventiva, en ausencia de signos clínicos de infección y como uso profiláctico a animales individuales y no a grupos. Los medicamentos sólo podrán ser utilizados bajo control y prescripción del veterinario, en casos en los que exista un alto riesgo de infección.

El uso metafiláctico, es decir, a nivel de prevención, para tratar a un grupo de animales cuando uno muestra signos de posible infección será un último recurso, y sólo podrá aplicarse después de que el veterinario haya diagnosticado la infección y prescrito por ello los antimicrobianos.

Además, para ayudar a combatir la resistencia a los antimicrobianos, la norma facultaría a la Comisión Europea para seleccionar los antimicrobianos que se reservarán únicamente para el tratamiento de los seres humanos.

Según Miguel Ángel Moreno, “la nueva propuesta de reglamento que se va a debatir en el Parlamento Europeo supone un cambio fundamental, ya que establece mecanismos para que se pueda impedir el uso de algunos antibióticos en animales por razones de salud pública”.

Entre estos cambios, también destaca la aprobación de la receta electrónica en el sector veterinario para controlar mejor así el número de antibióticos prescritos y prestar especial atención en este campo.

“Además de la importancia de establecer restricciones de uso y mercado supondrá un impulso importante a la innovación e investigación en este campo”, comentó Gabriel Moyano, responsable de Bioseguridad e Inmunoterapia de Laboratorios Ovejero.

La inmunoterapia, una alternativa real

De cara a establecer alternativas al uso de antibióticos en animales, la inmunoterapia se postula como una buena candidata. Esta técnica se usa en salud humana para enfermedades como el cáncer o distintas infecciones, dando muy buenos resultados. “La inmunoterapia suprime, estimula o modula el sistema inmune permitiendo a nuestro cuerpo luchar contra la infección. De esta forma, hacemos reaccionar a nuestro sistema contra los distintos agentes nocivos”, afirmó Beatriz Salvador, consultora internacional en Biotechnology and Health Business.

La inmunoterapia puede combinarse con otros tratamientos de cara a mejorar los efectos de esta terapia.

Además, permite al sistema inmune mejorar en posibles recaídas creando un efecto memoria, no crea resistencias y ni efectos secundarios.

Todo esto, como ya ha ocurrido en la salud humana, abre la puerta a la medicina de precisión y la medicina personalizada, dando lugar a tratamientos más concretos enfocados a las características de cada caso.

Otra de las alternativas a los antibióticos es la aplicación del Big Data en veterinaria. “El Big Data permite trabajar con grandes volúmenes de información para identificar los factores que aumentan la necesidad de antibióticos. Una vez detectados, los veterinarios pueden trabajar de manera más eficiente y reducir su uso”, explicó Gabriel Moyano.

El uso bases de datos que recopilan parámetros relativos a enfermedades, resistencias y uso de antibióticos proporcionará protocolos de optimización de la prescripción de estos medicamentos, haciendo un uso responsable de ellos.