CARMEN M. LÓPEZ Madrid | viernes, 26 de mayo de 2017 h |

Una de las prioridades principales en las políticas de salud pública es la lucha contra el tabaquismo. Para ello, los expertos coinciden en que hay que poner en marcha herramientas para hacer frente a lo que ya se tilda de epidemia social. Está demostrado que las estrategias que hasta ahora han regido el abordaje del tabaco han tenido impacto, pero no al ritmo esperado. Por ello, el esfuerzo tiene que ser mayor.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya activó una estrategia para avanzar en la lucha contra el tabaquismo, sin embargo, apenas se ha disminuido el número de fumadores. La propagación de esta epidemia supone una de las mayores amenazas para la salud pública a nivel mundial. Según la OMS el tabaco mata a casi seis millones de personas al año, y de ellas más de cinco son consumidores directos y unos 600.000 son fumadores pasivos.

El tabaquismo es la principal causa de muerte evitable y es responsable de una pérdida media de unos 10 años de vida. En España el número de muertes anuales atribuibles al consumo de tabaco se sitúa en 50.000, (el 12 por ciento de las muertes totales). Estos datos y las posibles soluciones para paliar los efectos del tabaco se analizaron en el Encuentro de Redacción ‘Concienciación sobre el tabaquismo’, organizado por Wecare-u y con la colaboración de Pfizer. En este foro se manifestó el consenso que existe ante esta enfermedad crónica, adictiva y recurrente.

Para el director general de Salud Pública de la Comunidad de Madrid, Juan Martínez, “el principal objetivo de salud pública es el tabaco”. A su juicio, la sensación en el abordaje de esta enfermedad es de estancamiento, “aunque los datos apuntan a una reducción lenta basada en la no incorporación de los fumadores”. En esta Comunidad, unos dos tercios de los madrileños no fuman, “pero los datos siguen siendo inquietantes”, apuntó. Si bien la legislación española contra el tabaquismo ha tenido un impacto importante con la reducción de la exposición al humo, “aún cabrían más intervenciones desde el punto de vista legal”. Algo que para Martínez, no depende de las comunidades autónomas, sino que “es cuestión de Estado”.

Carlos A. Jiménez, jefe de la Unidad de Tabaquismo de la Consejería de Sanidad de Madrid, coincidió en la desaceleración de los avances de la legislación española. “La ley es buena y ha contribuido a la reducción del tabaquismo, pero se han detectado problemas con fumadores que deben tener una asistencia adecuada”, explicó. Potenciar medidas económicas para que el fumador deje la adicción es esencial para Jiménez. Por ejemplo, elevar el precio del tabaco y que ese impuesto “repercuta en campañas de prevención y tratamiento del tabaquismo”.

La cesación tabáquica es la única manera de alcanzar la reducción del 25 por ciento de la mortalidad prematura en enfermedades no transmisibles en 2025, como acordó la Asamblea General de Naciones Unidas sobre enfermedades no transmisibles en 2011. Sin embargo, la probabilidad de que una persona deje de fumar sin ayuda es escasa.

Soluciones contra el tabaco

El catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos, Ángel Gil, comentó que, en el mundo universitario, los jóvenes que ahora fuman creen que serán capaces de dejarlo en el futuro, evitando los males potenciales o ignorando la evidencia de muerte y enfermedad que inhalan con cada cigarrillo. Sin embargo, muchos de ellos no dejan de fumar porque no pueden. De hecho, el 70 por ciento de los fumadores dejarían de fumar, si pudieran. En este sentido, los mensajes que maneja la población “son erróneos”, y el desconocimiento entre la población es evidente. Según Gil, no hay que bajar la guardia en la educación contra el tabaco.


Muchos jóvenes no dejan de fumar porque no pueden. De hecho, el 70 % de los fumadores dejarían de fumar, si pudieran


Andrés Zamorano, miembro de la Junta Directiva del Comité Nacional para la prevención del Tabaquismo (CNPT), señaló que el 25 por ciento de quienes acuden a una consulta de atención primaria fuma, y por ello “hay que remar juntos frente a una auténtica epidemia”. Así, igual que en otras enfermedades, es necesario poner a disposición de los pacientes más recursos. “Es una enfermedad tratable y prevenible con tratamientos efectivos, pero, al no estar considerada una enfermedad crónica, como la diabetes, su prevención está relegada”.

Zamorano recordó que el Convenio Marco de la OMS insta a la puesta en marcha de estrategias a nivel nacional e internacional para el control del tabaquismo. En concreto, medidas para promover el abandono del tabaco y el tratamiento adecuado de la dependencia. Aunque los progresos han sido considerables, la aplicación de los planes es desigual entre países y CC.AA. En España, “la desidia y el abandono que tienen los gobiernos hace que el tabaquismo no ocupe el lugar que corresponde”, lamentó Zamorano, e insistió en que las autoridades sanitarias deberían asumir el papel frente al control del tabaquismo.

En este eje coincidieron los expertos. La necesidad de financiar los tratamientos contra el tabaquismo es un reclamo desde hace tiempo. “Tenemos tratamientos seguros y eficaces para tratar el tabaquismo. Cuando hacemos estudios coste-beneficio de estos tratamientos con respecto a otros tienen mejor relación los del tabaquismo”, explicó Jiménez. Precisamente, Daniel Callejo, experto en evaluación farmaeconómica de QuintilesIMS, puso en valor la relevancia de los estudios coste-beneficio de estos tratamientos. “Desde el punto de vista económico estas intervenciones pueden ahorrar recursos al sistema sanitario”, indicó el economista. Sin embargo, los expertos coincidieron en que la visión cortoplacista de las administraciones es el principal escollo para avanzar en este camino.


Los expertos advierten de que las autoridades sanitarias deberían asumir su papel frente al control del tabaquismo


Por su parte Jiménez puso el ejemplo de Inglaterra, cuyo sistema sanitario financia desde el 2000 los tratamientos para dejar de fumar, una estrategia que está dando buenos resultados. El neumólogo también incidió en que el acceso a estos tratamientos por parte de los pacientes se haga en condiciones de equidad. Así, la financiación de los tratamientos agilizaría el acceso a todas las clases sociales. Lo que está claro es que hay pasos previos en los que España va con retraso, como la aplicación de la directiva europea, indicó Martínez, que “es competencia del Estado poner en marcha esta directiva, para acotar el repunte actual de nuevos fumadores”. A partir de ahí, cada CC.AA. podrá adaptar la normativa y abordar el problema.