El borrador de la nueva actualización de la Estrategia nacional contra el Cáncer ya ha visto la luz. El pasado 17 de febrero, Sanidad presentó el documento en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS). Sin embargo, aún está pendiente de la aprobación por parte de los consejeros, como aclara en una entrevista con EG Alberto Ruano, vocal de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y oncólogo que forma parte del comité técnico de la estrategia.

En lo que sí se ha llegado a un consenso definitivo es en la propuesta de acuerdo del CISNS sobre la pandemia de COVID-19 y la prevención y el control del cáncer, que va en paralelo a la Estrategia nacional. Así pues, España ha elaborado dos documentos: uno más global –la actualización de la estrategia– y otro centrado en coronavirus y cáncer. “Como comité técnico, se nos presentó el documento que habla específicamente de la atención oncológica en la pandemia y se ha aprobado antes que el propio Plan del Cáncer”, explica el oncólogo.

Una actualización necesaria

La actualización del Plan del Cáncer era muy necesaria y está bastante completa, a juicio de Alberto Ruano. “Creo que tiene un enfoque integral en la visión del cáncer porque incluye todas las facetas: prevención, diagnóstico precoz, atención oncológica a los niños o aspectos relacionados con calidad asistencial e investigación”, resume.

Desde la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (Aseica) también celebran la llegada de esta actualización. “Es una buena noticia. No soluciona todos los problemas del cáncer, pero desde luego sí nos permite actualizar los problemas y, sobre todo, en enumerar los objetivos particulares con un horizonte de 5 a 10 años”, asegura a EG Luis Paz-Ares, presidente de Aseica.

En los objetivos de la estrategia se incorporan la mayor parte de las demandas que han realizado desde las diferentes sociedades. Aunque, en el caso del presidente de Aseica, que se dedica a cáncer de pulmón, le hubiera gustado que se hiciera un “énfasis específico en los programas de screening” en esta enfermedad. “Todavía no está desarrollado suficientemente este punto en la estrategia”, explica.

“Somos muchos y muchas sociedades; es difícil estar a gusto todos. Lo más importante es que, una vez tenemos claros los objetivos y metas, seamos capaces de llegar a los resultados y consigamos implementar esos planes de acción”, señala Luis Paz-Ares.

Prevención como eje central

Tanto esta nueva actualización del Plan del Cáncer en España como el Plan Europeo contra el Cáncer, presentado recientemente en la UE, consideran la prevención como un eje central y prioritario. Y es que ambos planes están alineados. Sin embargo, el europeo es “más ambicioso” en este punto, opina Alberto Ruano, al hacer mucho hincapié en la reducción de consumo de tabaco y alcohol. “La estrategia española también pone énfasis aquí, pero tenemos más camino que recorrer (en cuanto a la prevención del tabaquismo)”, indica el experto.

De este modo, la estrategia española desarrolla el Código Europeo contra el Cáncer para determinar y reforzar las prioridades preventivas. Una de las novedades que incorpora en este sentido es que indica las mejoras que están haciendo en el diagnóstico precoz en cáncer de cérvix, cáncer de mama y cáncer colorrectal.

  • Respecto al cáncer de mama, se pretende llegar a mujeres de entre 50 y 69 años para realizar una detección precoz y obtener un mínimo del 70 por ciento de participación en programas de cribado de este tipo de cáncer.
  • La población objetivo de la detección precoz del cáncer de cérvix se sitúa en mujeres de entre 25 y 65 años. También pretende llegar a un mínimo de 70 por ciento de participación en cribados.
  • Y, por último, la intención es poner en foco en hombres de entre 50 y 69 años para detectar de forma precoz el cáncer colorrectal. El objetivo de participación en programas de cribado para este cáncer se marca en un mínimo del 65 por ciento.

Medicina de precisión

Otra de las novedades que incluye la actualización de la estrategia es que integra la medicina de precisión. Se presenta como una manera nueva de plantear el diagnóstico y el tratamiento del cáncer. No solo por los biomarcadores asociados a la decisión terapéutica sino también por la posibilidad de estratificar mejor la enfermedad y el pronóstico, y por evaluar la predicción de la respuesta al tratamiento o de la toxicidad.

Desde el punto de vista del presidente de Aseica, la implementación de esta medicina personalizada va a impactar mucho en los pacientes. Destaca que se debe ofrecer equitativamente el acceso a la medicina de precisión con independencia de donde sean diagnosticados los pacientes de cáncer.

Además, señala que “ahora que tenemos todos los datos recabados de los últimos años, sería una pena que los pacientes no se pudieran beneficiar de estos tratamientos específicos de dianas moleculares, porque no hubiera un programa exhaustivo que llegará a todos”.

Por ello, el trabajo que se debe realizar en nuestro país es muy notable y va desde la estandarización de las pruebas y su interpretación como de acceso y evaluación de su calidad.

El proceso de diagnóstico en oncología está cambiando de forma considerable gracias a la consolidación de esta medicina de precisión que requiere de una evaluación de los biomarcadores. Estos se deben utilizar de forma conjunta con el diagnóstico patológico o bien cuando se presenta una recidiva o metástasis, lo que incrementa la exigencia y complejidad del proceso.

Por su parte, Alberto Ruano, considera que esta actualización “recoge de forma bastante completa el enfoque personalizado de la atención oncológica abordando la potencial aplicabilidad de nuevos tratamientos”.

Investigación e innovación oncológica

Otra demanda importante que ha sido incorporada es la puesta en valor del papel de la investigación como una herramienta esencial para avanzar en la mejora de los diagnósticos, tratamientos y calidad de vida de los pacientes.

Entre las líneas de actuación prioritarias que recoge el nuevo plan destacan: potenciar la financiación de la investigación oncológica como área prioritaria de política de investigación, así como la investigación clínica en tumores raros y en diferentes estrategias de cribado para las que no se dispone aún de suficiente evidencia.

Además, entre otros aspectos, se quiere avanzar en la consolidación y coordinación de unidades de investigación integrada, continuar desarrollando las redes de biobancos de tejidos y promover la investigación en promoción de la salud y prevención del cáncer.

Luis Paz-Ares destaca que es “muy necesario” impulsar la investigación cooperativa en cáncer con redes multidisciplinares de diferentes tipos de expertos y actuando de manera coordinada para que nos permitan acometer mejor los avances”.

Además, añade que ahora el reto está en implementar los planes incluyendo el presupuesto adecuado para que consigamos las metas y objetivos de la Estrategia Nacional en Cáncer. Eso sí, celebra que este paso de facilitar el acceso a la innovación sea más una realidad. Por su parte, Xosé Bustelo, ex presidente de Aseica, considera que “esta nueva estrategia recoge la importancia de la investigación en cáncer y establece líneas prioritarias bien definidas, lo que permitirá no solo avanzar en las metas clínicas sino también engarzarnos con fluidez en la nueva Misión de Cáncer de la Unión Europea”.

Cáncer y COVID-19

A pesar de los avances conseguidos en cáncer en España en los últimos años, la irrupción de la pandemia los ha frenado. La COVID-19 ha provocado el retraso y la reducción de diagnósticos de cáncer. Y es que, entre otros problemas, se han visto suspendidos los programas de cribado población, se ha complicado el acceso a los recursos de atención primaria y hospitalaria o se ha visto una reducción de las cirugías programadas de cáncer, de tratamientos que podían suponer un riesgo elevado para el paciente o la actividad de ensayos clínicos.

Por ello, el Gobierno ha elaborado una estrategia específica de cáncer en el contexto del coronavirus que, tras haber sido aprobada en el CISNS, se evaluará su implementación en el plazo de seis meses. Entre los avances más significativos destacan la incorporación de la telemedicina y la telefarmacia; la creación de circuitos específicos para pacientes COVID-19 en unidades de oncología radioterápica; reorientación de los lugares de atención y administración de tratamiento al paciente para minimizar riesgos; o modificación en el tratamiento del cáncer, como promover terapias de quimioterapia oral o neo-adyuvancia cuando era posible.

Sin embargo, Sanidad destaca la respuesta de las sociedades científicas y las asociaciones de pacientes, con recomendaciones adaptadas a los avances del conocimiento sobre la causa de la pandemia a la situación asistencial y a las opciones diagnósticas y terapéuticas, así como programas de intervención y soporte dirigidos a las personas afectadas de cáncer.

Según un estudio señalado en esta estrategia, se evidencia el retraso diagnóstico y se estima un incremento de muertes a los cinco años respecto a las muertes esperadas por cánceres de mama, colon y recto y pulmón entre un 5,8 y un 16 por ciento. Así, ante los retos planteados por la pandemia en cáncer, Sanidad marca cinco actuaciones prioritarias:

  1. Evaluar el impacto de la pandemia mediante análisis de datos asistenciales y epidemiológicos disponibles de todo el SNS. El Ministerio de Sanidad elaborará un informe sobre el impacto de la pandemia en cáncer.
  2. Impulsar políticas sanitarias de promoción de la salud efectivas para disminuir la incidencia del cáncer y continuar los programas de cribado.
  3. Reorientar los procesos asistenciales para reducir el tiempo desde la sospecha clínica hasta el primer tratamiento.
  4. Establecer criterios comunes sobre los aspectos asistenciales para mejorar el proceso diagnóstico.
  5. Estratificar el riesgo de resultado de salud adverso en función del tipo de tumor, características del paciente y situación clínica.

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