El Global Madrid | viernes, 10 de enero de 2020 h |

Desde el 8 de enero, tras visitar al Rey y jurar su cargo, Pedro Sánchez es oficialmente el presidente del primer Gobierno de coalición de la Democracia. El nuevo Ejecutivo trae promesas importantes en materia farmacéutica, como las relativas a la apuesta por la eliminación progresiva del copago farmacéutico en colectivos determinados y, sobre todo, el impulso de la transparencia en la fijación de precios de los medicamentos.

A falta de conocer el cómo y el cuándo de éstas y otras claves de la nueva política farmacéutica —por ejemplo, la renegociación del convenio con Farmaindustria o la aprobación del Plan de Genéricos y Biosimilares—, el SNS debe dar su respuesta a retos que, de manera global, afrontan los sistemas sanitarios. EG ha querido para ello contar con la visión de dos de los mayores conocedores del sistema farmacéutico, por su formación y su trayectoria en diversos campos de la Sanidad: Antonio Alarcó y José Martínez Olmos.

El cambio de paradigma será una realidad

En el campo de las Ciencias de la Salud, hablar de predicciones para 2020 siempre supone un riesgo, porque nosotros sólo podemos movernos en el terreno de la EVIDENCIA. Aún así, sin olvidar este punto de partida, podemos ubicar determinadas prioridades para este año en el que, para empezar, tendrían que desarrollarse intensamente la genómica, la medicina de precisión y personalizada, que obligan a cambios terapéuticos evidentes.

En este sentido, la secuenciación masiva de genomas, sobre todo en enfermedades de origen hereditario así como especialmente en las áreas de la oncología, es uno de los grandes retos del sistema sanitario para los próximos meses y años, de obligado complimiento y en concordancia con la agenda 2020 Europea. El avance en este tipo de innovaciones ya se ha demostrado con la llegada en 2019 de las terapias CAR-T y de la terapia NH-1 (esta última de desarrollo 100 por cien público), así como otras inmunoterapias que están marcando una diferencia importante en el abordaje de patologías mortales y que deben consolidarse. Todo esto hará que cambie mucho el abordaje terapéutico de múltiples patologías.

Dentro de la política farmacéutica para el 2020, otro de los retos a atender será el fomento de la mejora de la adherencia a los tratamientos, causa importante de gastos superfluos e innecesarios en el sistema sanitario, así como de complicaciones en los pacientes.

Será importante abordar estos retos garantizando el mantenimiento de los principios de sostenibilidad y equidad en el SNS. El desarrollo de una estrategia de Centros y Servicios de Referencia en el SNS permitirá hacer frente a este cambio de paradigma en la Sanidad, que será una realidad obligada en 2020. Asimismo, será imprescindible hacerlo a través de la necesaria cooperación público-privada, en el contexto del convenio firmado con Farmaindustria, así como desde la RSC (Responsabilidad Social Corporativa) como mecanismo para favorecer la presencia del sector privado en las estrategias de cooperación.

Una nueva ventana de futuro

Comenzamos un año en el que un nuevo Gobierno y una nueva legislatura inician su andadura. Se abre así una ventana de futuro marcada por un proyecto de potenciación del SNS expuesto por el recientemente investido presidente del Gobierno, Pedro Sanchez. Es un programa interesante que en política farmacéutica contempla aspectos que influyen de manera directa e indirecta, como pueden ser la apuesta por la eliminación progresiva de los copagos a pensionistas y hogares en situaciones de mayor vulnerabilidad, el aumento paulatino de la financiación del sistema sanitario hasta el 7% del PIB en 2023, la mayor dotación del fondo de cohesión o la prioridad de la eficiencia y la transparencia en la fijación de precios, cuestión ésta que ha cobrado una gran importancia.

En cualquier caso, los retos de 2020 en política farmacéutica se refieren a aspectos que están en la agenda desde hace tiempo: hay que hacer compatible el objetivo de acceso universal a la innovación con criterios de equidad y calidad por parte de nuestros pacientes con el objetivo de la sostenibilidad y la gestión eficiente del SNS. Las orientaciones para hacer posible compatibilizar ambos objetivos se deben hacer en el marco de los objetivos de control de déficit público acordados con la Unión Europea y, en ese sentido, la posible renovación de un marco de acuerdo entre el Gobierno y Farmaindustria, con los nuevos criterios que ambas partes estimen oportuno, puede ofrecer un marco de cooperación que permita recorrer un camino beneficioso para la sanidad pública y para la industria.

El fomento de políticas eficaces para la mayor eficiencia del gasto en el campo de medicamentos sin patente y biosimilares podrá aportar más grado de eficiencia a las cuentas públicas, algo que conviene hacer con un adecuado equilibrio hacia todos los agentes, lo que incluye a la oficina de farmacia, que requiere (dicho sea de paso) una nueva orientación estratégica para aprovechar mejor su potencial social y sanitario.

Potenciar las estrategias de riesgo compartido y techos de gasto (entre otras) ayudarán a avanzar por el camino correcto. En esta tarea, potenciar la investigación clínica en nuestros servicios es también un buen objetivo que ofrece beneficios potenciales a pacientes y profesionales… Retos que están más al alcance si somos capaces de encontrar las fórmulas de diálogo que permitan los mayores consensos posibles.