Esther Martín del Campo Madrid | martes, 10 de septiembre de 2019 h |

Según la Organización Mundial de la Salud, los suicidios se cobran cada año alrededor de 800.000 vidas, siendo la segunda causa de defunción entre los 15 y los 29 años. A pesar de ser considerado un grave problema de salud pública, el estigma que pesa sobre las patologías de salud mental y el tabú social sobre la muerte, entre otros factores, hacen que en nuestro país suicidio se escriba también con ‘s’ de silencio. El acuerdo tácito entre los profesionales de la comunicación para esquivar la información sobre este tema, evitando así el supuesto contagio de la conducta, conocido como ‘Efecto Werther’, ha restado visibilidad a una realidad que, según los especialistas, exige una información responsable, pero no ausente, campañas bien dirigidas de sensibilización y una apuesta decidida desde las administraciones públicas con planes bien definidos, evaluación de las políticas realizadas hasta la fecha y, cómo no, recursos humanos y económicos.


A pesar de ser considerado un grave problema de salud pública, en España ‘suicidio’ se escribe con ‘s’ de silencio


En el marco del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, que se celebra cada 10 de septiembre, un grupo de expertos integrado por especialistas en psiquiatría, pacientes, gestores y médicos atención primaria se han reunido para identificar áreas de mejora que permitan hacer frente a este reto, en un debate de actualidad organizado por la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB) y la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, con la colaboración de Muy Interesante, Marie Claire, Gaceta Médica y El Global y con el apoyo de Janssen.

El suicidio en cifras

Las cifras hablan por sí solas. Carlos Mur de Viu, psiquiatra y gerente del Hospital de Fuenlabrada, recuerda que en nuestro país el número de suicidios al año ronda los 3.600. “Hemos pasado de 3.507 en 2004 a 3.518 en 2012 hasta la cifra actual”, indica. Mur de Viu llama la atención sobre su escasa repercusión mediática, teniendo en cuenta que “hay dos suicidios por cada accidente mortal de tráfico, 12 por cada homicidio y hasta 68 por cada muerte por violencia de género”. En su opinión “es un problema multifactorial, que hay que dimensionar adecuadamente. Un drama devastador desde el punto de vista social y familiar que debe contemplar también los intentos autolíticos en el marco de un abordaje multifactorial.

Ana González , presidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica

“La depresión está presente en casi el 90 por ciento de los casos de suicidio y está asociada también a otros problemas de salud”

“Una persona con intentos de suicidio previo tiene hasta cien veces más riesgo relativo de consumarlo en el futuro”, insiste, y añade que el intento de suicidio supone ya el 40 por ciento de las urgencias hospitalarias en salud mental.

Julio Bobes, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, profundiza en la evolución de las tasas. “Hasta 2005, España estaba en tasas bajas, inferiores al seis por 100.000 habitantes. La cifra ha ido creciendo hasta situarse en el nueve, que se considera una tasa media, y lo ha hecho a pesar del desarrollo asistencial, de los programas y de los esfuerzos, aunque probablemente también guarde relación con una infranotificación en los primeros datos”, explica.

Julio Bobes, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría

“No podemos seguir expectantes, hay que actuar (…) Tenemos farmacología que previene y necesitamos programas y medios”

Desde la perspectiva de los pacientes, y a pesar de las múltiples carencias, se han dado pasos de calado. Itziar Ceballos, gerente de la Asociación Vizcaína de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Avifes), insiste en la necesidad de visibilizar y dimensionar el suicidio, pero también los intentos fallidos. “El suicidio ha sido siempre un asunto privado, una tragedia de la que no se tenía que hablar. El paso de convertirlo en un problema de salud pública es gigante, no es algo que nadie tenga que digerir solo. Aún así, si no somos capaces de visibilizarlo y aportar apoyos directos al entorno seguirá siendo una cuestión sin resolver”, advierte.

La prevención

Especialistas como Ana González-Pinto, presidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica, no pierden de vista que “el suicidio se asocia a la desesperanza, que es un síntoma de la depresión. Esta enfermedad está presente en casi el 90 por ciento de los casos y está asociada también a otros problemas de salud”. En esta línea, Rafael Casquero, del Grupo de Grupo de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), coincide en la relación entre depresión y suicidio, y añade que hay otras enfermedades que incrementan este riesgo, entre ellas la patología dual, el trastorno límite de la personalidad, el trastorno bipolar, la esquizofrenia, la patología orgánica grave o la polipatología que produce dolor.

En materia de prevención, las recetas de los expertos son muy variadas. Carlos Mur de Viu pone el foco en la detección de factores de riesgo y en la reincidencia en tentativa de suicidio. “Hay que poner en marcha distintos dispositivos que nos permitan ver con un cribado lógico y test sencillos este riesgo, además de valorar los protocolos en marcha, como el de la Comunidad de Madrid, que garantiza que el paciente que acude a urgencias por un intento autolítico será revisado de nuevo por el servicio de psiquiatría en los siete días siguientes”, señala.

Carlos Mur, director gerente del Hospital Universitario de Fuenlabrada

“Una persona con intentos de suicidio previo tiene hasta cien veces más riesgo relativo de consumarlo en el futuro”

Para el médico de atención primaria, resulta básico reforzar la comunicación con el paciente y establecer nuevos lazos y vínculos sociales que se han ido desestructurando. “Hay que hacer hincapié en formar a los médicos con un enfoque psicosomático”, insiste.


Los expertos insisten en la necesidad de visibilizar y dimensionar el suicidio, pero también los intentos fallidos


Mientras los pacientes llaman a realizar un trabajo intersectorial, con campañas de sensibilización muy bien dirigidas y ampliando el marco de actuación, por ejemplo, al ámbito educativo, según remarca Iztiar Ceballos. En esta línea de trabajo, tal y como afirman los psiquiatras, avanzan ya los expertos, preocupados por el impacto entre los jóvenes.

Itziar Ceballos, Gerente de la Asoc. Vizcaína de Salud Mental (Avifes)

“Si no somos capaces de visibilizarlo y aportar apoyos directos al entorno, el suicidio seguirá siendo una cuestión sin resolver”

Llamada a la acción

Julio Bobes pone también el acento en la necesidad de evaluar las herramientas y los programas en marcha en las diferentes comunidades autónomas. “No podemos continuar más años expectantes, hay que actuar”, dice. El experto reconoce que la OMS ha puesto “mucho orden” ante este problema, y recuerda el compromiso de los estados miembro dentro del plan de Acción sobre Salud Mental 2013-2020 para reducir en un 10 por ciento las tasas nacionales de suicidios de cara al próximo año.

Desde la parte terapéutica, continúa, hay que pensar en el arsenal disponible. “Si dos enfermedades infecciosas se han abordado porque existe innovación terapéutica, eso cabe también en los suicidios. Tenemos farmacología que previene y hay que adelantar programas que vengan acompañados de medios”, reclama. En el mismo camino, Jesús Celada, director general de Políticas de Apoyo a la Discapacidad del Ministerio de Sanidad, repasa las iniciativas en diferentes comunidades autónomas y recuerda que se está elaborando una nueva estrategia de salud mental a nivel nacional que incluirá el problema del suicidio. Con Carmen Montón como consejera de Sanidad en Valencia se abordó este asunto y se trasladó al Ministerio, recuerda. De este modo, se prevé que el futuro Plan Estratégico de Salud Mental incorpore medidas como el famoso teléfono de ayuda, de manera que se pueda dar una respuesta institucional a la necesidad de escuchar y ser escuchado de las personas en riesgo.

Jesús Celada, Director general de Políticas de Apoyo a la Discapacidad

“Es un tema que hay que abordar desde el punto de vista sociosanitario y que evidencia el déficit en la creación de este espacio”