Carlos B. Rodríguez Madrid | viernes, 18 de noviembre de 2016 h |

El debate de las enmiendas al borrador sobre acceso a los medicamentos que tendrá lugar en la Comisión de Salud Pública (ENVI) del Europarlamento será mucho más complejo de lo que seguramente nadie habría podido prever. Las enmiendas registradas por los miembros de esta comisión han terminado por afectar a dos de las prácticas más habituales en Europa; el comercio paralelo y el Sistema de Precios de Referencia Internacional (SPRI). Lo interesante es que son eurodiputados de distinto signo los que, de una u otra forma, piden a la Comisión Europea que explore alternativas o al menos que limite el impacto de ambos modelos.

Aunque la Comisión Europea no ha encontrado hasta la fecha motivos suficientes para sustituir el SPRI, esta herramienta es con diferencia la menos valorada por el sector en su conjunto, no sólo los agentes industriales de la cadena, sino también autoridades sanitarias, pagadores públicos y pacientes. Además, los expertos llevan durante años planteando las dudas sobre este modelo. A ellas precisamente se han aferrado los eurodiputados para solicitar el fin de este sistema.

Según las enmiendas registradas tanto por el PP europeo como por la Alianza de Demócratas y Liberales, el uso generalizado del SPRI es un freno a la deseada política de precios diferenciales en Europa; una nueva barrera de acceso a las innovaciones en los países con un PIB per cápita más bajo y un obstáculo al incremento de transparencia que se demanda en cuanto a los precios, algo que para los eurodiputados provoca asimetrías en la capacidad de negociación de los estados.


Las enmiendas al ‘Informe Cabezón’ solicitan alternativas o un uso “más racional” del SPRI


Las propuestas a la Comisión solicitan, como mínimo, un “uso más racional” de este sistema, limitando la referencia de precios a países con el mismo perfil socio-económico. En términos máximos plantean que se exploren alternativas, como por ejemplo cooperar en la consecución de acuerdos voluntarios sobre un sistema de precios diferenciales que refleje factores como el PIB per cápita.

Comercio paralelo

Los responsables de estas enmiendas no ocultan que otro de los responsables de que Europa no apueste por un modelo de precios diferenciales es, junto con el SPRI, el comercio paralelo. Las propuestas, en este caso, dejan constancia de que esta es una preocupación compartida por populares, socialistas y verdes, entre otros. En este punto los deberes a la Comisión comienzan con una evaluación del impacto del comercio paralelo en materia de acceso, como paso previo a una propuesta legislativa que permita controlar este fenómeno.

Asimismo, para conseguir que el marco equilibre los intereses económicos con los de salud pública, se insta a las autoridades comunitarias a reforzar las restricciones parciales al libre comercio que la regulación ya contempla como Obligaciones de Servicio Público. Según una de las enmiendas de ENVI, dichas obligaciones “no siempre se aplican” en el suministro farmacéutico.