C. R. Madrid | viernes, 28 de junio de 2019 h |

Las escalas de beneficio clínico tienen mucho camino por delante para afinar su utilidad en el campo de la oncología. Pero mientras se analiza cómo mejorarlas, hay un recurso clave cuyo papel no se está explotando como debería y que ahora reclamar su lugar: los propios oncológos.

El mensaje no fue casual en la presentación de Oncovalor, cuyo germen, según recordó Santiago de Quiroga, presidente editor de EDS, fue un artículo en el que Carlos Camps, director científico de ECO, defendía una mayor implicación del oncólogo en aspectos relativos a la gestión y a los costes de los tratamientos.

Beatriz Perales, head of Market Access and Government Affairs de Roche, es de la misma opinión. “Las sociedades científicas y los clínicos tienen un papel más allá de la escala. Tenemos que utilizar su expertise; son ellos los que deben dirigir la evaluación y tienen que estar también a nivel clínico y regulatorio”, aseguró.

Para la Administración, el profesional pesa más incluso que la propia fijación de precios. “El principal determinante en la gestión de los recursos es el clínico; es él quien toma la decisión de utilizar un fármaco en lugar de otro”, resaltó Encarnación Cruz, coordinadora de la Estrategia de Terapias Avanzadas de Madrid.

Pero éste sigue siendo un punto de fricción con los profesionales, que defienden que antes de dar respuesta a las necesidades del paciente hay que responder preguntas a nivel macro. ”Debemos hacer una reflexión, como país, sobre cuánto podemos pagar y sobre cuánto estamos dispuestos a pagar”, dijo Mariano Provencio, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Puerta de Hierro, muy crítico con la “manga ancha” en aprobaciones que no cuentan con el suficiente respaldo científico.

Le respaldó Carlos Camps. “La Administración —dijo— tiene que ayudar al oncólogo” a ser co-partícipe de las finanzas de su hospital. Para ello, aseguró que el debate sobre el coste de la prescripción no está en el médico, sino antes. “El incremento del presupuesto en gasto farmacéutico de mi hospital es 0 por ciento anual. No considera las innovaciones. Estamos jugando en un mundo irreal”, declaró Camps.