Carlos B. Rodríguez Madrid | viernes, 10 de febrero de 2017 h |

Cuando todo parecía indicar que estaba condenado al olvido, el informe sobre acceso a los medicamentos elaborado por el panel de expertos de la ONU ha finalizado su particular travesía por el desierto para reclamar de nuevo su hueco en la agenda política. Coincidiendo en el tiempo con la aprobación en la Comisión de Salud del Parlamento Europeo del ‘informe Cabezón’, el documento ha resurgido de sus cenizas durante la 140ª reunión del Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud, encargada entre otras cosas de preparar el terreno para su gran cita anual: la Asamblea Mundial de la Salud. En el orden del día de este encuentro, que tendrá lugar en mayo, se ha incluido un punto específico sobre el acceso a los medicamentos, y el informe de la ONU será uno de sus epígrafes.

El resultado se ha conseguido después de muchos avatares, que no son más que otro ejemplo de la gran polaridad que existe en torno a este trabajo. En septiembre de 2016, prácticamente después de que el panel de la ONU publicara su trabajo, India trasladó al Comité Ejecutivo de la OMS una petición formal para que su 140ª reunión, que ha tenido lugar en Ginebra entre los días 23 de enero y 3 de febrero, dedicara un punto de su orden del día a discutir las conclusiones de los expertos. La propuesta venía refrendada con la firma de todos los países miembro de la zona del sudeste asiático, así como por Brasil, Irán y Sudáfrica.

El Consejo Ejecutivo rechazó la propuesta argumentando que ya había en el orden del día varios asuntos relativos al acceso y que el informe del panel podría debatirse en el marco de alguno de ellos. Las expectativas de los solicitantes tampoco tuvieron eco en las palabras con las que la directora general de la OMS inauguró la reunión. Buena parte del discurso de Margaret Chan giró en torno a los éxitos obtenidos por la OMS en materia de acceso a los medicamentos, pero no habló del informe de la ONU. El único nexo de unión fue una mención relativa a que las “inequidades sanitarias a menudo se ven agravadas por el elevado precio de los medicamentos”.


La Asamblea Mundial de la Salud que se celebrará en mayo incluirá en su orden del día el debate sobre el informe de acceso a los medicamentos de la ONU


En la decisión del Consejo Ejecutivo pesan dos circunstancias. La primera, su composición. Está integrado por 34 miembros de la OMS, que se turnan en mandatos de tres años, y Brasil —impulsor de un punto para el informe— no está ahora entre ellos. La segunda, y más importante, que el informe continúa siendo inaceptable para las grandes potencias, como el transcurso del propio Consejo puso de manifiesto.

Finalmente las delegaciones pudieron compartir su punto de vista sobre el informe de Naciones Unidas dentro del punto de la agenda relativo a la evaluación y revisión de la estrategia global y del plan de acción en Salud Pública, innovación y propiedad intelectual. La labor de recopilación llevada a cabo por plataformas informativas como Third World Network o Intellectual Property Watch sigue mostrando lo irreconciliable de las posturas.

Estados Unidos, Japón y Suiza son los que más claramente defienden la necesidad de no dar continuidad a los debates sobre el informe. Insisten en que el mandato de la ONU era parcial y en que los propios panelistas (entre ellos Andrew Witty, único representante industrial) reconocieron que el informe no era fruto del consenso. La división está servida incluso dentro de la UE, que ya se posicionó junto a EE.UU. durante la fase de consulta del informe. Malta, como representante semestral, abogó por una visión más equilibrada y que reconozca no sólo los retos que representan los precios de algunos medicamentos, sino también su valor en términos de salud, en línea con lo incluido en el ‘Informe Cabezón’; Países Bajos, en cambio, está a favor de discutir la implementación de las conclusiones del informe.