La presentación en el Parlamento de Andalucía de la campaña ‘Saber que se puede’, promovida por la Fundación ANAED con el objetivo de dar visibilidad al impacto de la depresión y el suicidio y a través del cine, tuvo el respaldo en pleno del sector sanitario andaluz en su puesta de largo.

Además de la presentación oficial de los cortometrajes que integran esta campaña, que aspira a convertir en virales unos vídeos que hablan en primera persona del impacto de esta patología en los principales grupos de riesgo (adolescentes, VIH, pacientes oncológicos, mayores y víctimas de violencia de género) se celebró una jornada de análisis sobre la depresión y el suicidio en la comunidad autónoma. La jornada fue organizada por la Fundación ANAED, junto a GACETA MÉDICA y Fundamed, con la colaboración de Janssen. https://www.youtube.com/embed/6v2Mr-ezmjw?start=5780&feature=oembed

En la mesa inaugural, la viceconsejera de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, Catalina García, recordó que la consejería trabaja ya en un plan de prevención del suicidio, partiendo de la idea de que existe un porcentaje alto de suicidio entre los afectados por este tipo de patologías.

Según sus palabras, los problemas de salud mental “deben ser compromiso de todos”. “Todos podemos pasar una enfermedad, y la superamos: ante un proceso de salud mental y con los recursos y las medidas necesarias, la persona afectada quizá tenga que mantener una medicación toda su vida, pero puede normalizarla”, sentenció.

“Que no se nos olvide nunca que todos podemos tener un problema de salud mental mañana mismo. Debe haber herramientas para la detección precoz y para integrar a estas personas en la sociedad”, expuso la portavoz del Gobierno.

‘¿Por qué? y ¿hasta cuándo?

En sintonía con sus palabras, Sergio Romero, vicepresidente tercero de la Mesa del Parlamento de Andalucía se mostró contundente. “Llevamos mucho tiempo retrasando el momento de responder a dos preguntas: ¿por qué? y ¿hasta cuándo?”, expuso en relación con el suicidio.

“El suicidio se esquiva, se oculta, se envuelve en un silencio colectivo. Se deja en un rincón donde no alcanza la vista y eludimos la responsabilidad como servidores públicos”, admitió el portavoz de la institución anfitriona.

Frente al silencio, Romero planteó “la obligación de hacer frente a este drama humano”. Para ello, defendió la necesidad de mantener un debate serio y sensato que cuente con todos. En este sentido, reclamó la urgencia de un plan nacional de prevención frente al suicidio sin demora. “Las campañas no son suficientes si no hay pasos más firmes”, reclamó el parlamentario.

Según detalló, en el Parlamento andaluz ya hay iniciativas para actualizar protocolos. Muy pronto, por ejemplo, se pondrá en marcha un plan de prevención del suicidio orientado a los agentes para frenar un problema que no se circunscribe solo a los cuerpos de seguridad, tal y como recordó, y que ha de hacerse extensivo a otros entornos, como el escolar.

“Se trata de estar a la altura como políticos y seres humanos y de responder a los problemas de la sociedad. Los visibles e invisibles”, expuso, para concluir con la afirmación de que “es necesario ofrecer una respuesta que alimente la esperanza de quienes creen que la vida ha perdido su sentido”.

Respuesta asistencial

Por su parte, Rosario García, coordinadora de Relaciones Institucionales del Servicio Andaluz de Salud, explicó la respuesta que se ofrece desde el plano asistencial. García repasó los últimos datos que recogen el impacto del suicidio en la comunidad y recordó que Andalucía sigue siendo la región con más muertes por suicidio, aunque la tasa se encuentra ligeramente por encima de la media y se ha frenado según los últimos datos disponibles, que no miden aún el alcance de la pandemia.

La coordinadora repasó que tras participar en el proyecto europeo Euregenas en 2012, ha llegado el momento de implantar estos documentos diseñados con la participación de más de una decena de regiones en todo el continente.

En la actualidad, indicó, está en marcha el tercer Plan Integral de Salud Mental. En la dinámica del SAS, el modelo que se sigue es el denominado USI, que integra tres niveles de prevención: universal, selectiva e indicada.

Dentro del primer nivel, el SAS ejecuta la estrategia de promoción de la vida saludable en Andalucía, tal y como indicó. En el segundo nivel, de prevención selectiva, el objetivo del Servicio Andaluz es apoyar a los grupos de mayor riesgo y facilitar el acceso a la atención, teniendo en cuenta que la puerta de entrada al sistema es la atención primaria.

Respecto al nivel de prevención indicada, Rosario García subrayó como esencial mejorar la capacitación de los profesionales mediante la formación y estrechar la colaboración entre Salud Mental y Urgencias.

La integración sociosanitaria como clave

Pero más allá de la respuesta estrictamente sanitaria, el suicidio representa un problema de índole social. De ahí el análisis de Manuel Prado, director del Programa de Salud Mental de Andalucía.

El punto de partida de su intervención fue recordar que “la depresión se puede curar y el suicidio se puede prevenir”. Además del repaso por todas las estrategias en marcha a nivel regional y las diferentes líneas de prevención, Prado citó algún ejemplo de soluciones tecnológicas que pueden ser de ayuda.

Cuerpos de seguridad, responsables de la consejería, Servicio Andaluz de Salud y movimiento asociativo tomaron nota de todas las aportaciones realizadas durante la Jornada Depresión y Suicidio ‘Saber que se puede’.

Entre ellas, el desarrollo de una app, gracias a un proyecto de colaboración pública-privada, que permitiría poner en contacto de manera voluntaria a la persona que ha tenido una tentativa de suicidio con su terapéutica, de manera que este puede detectar ciclos de alarma. En este momento el ensayo se lleva a cabo en un hospital madrileño y se tratará de implementar en la región en el futuro, según detalló.

Soledad no deseada

Amplificando la respuesta sociosanitaria, Manuel Prado también avanzó el problema que supone la soledad no deseada. En este sentido, recordó que “Andalucía trabaja en el primer Plan Estratégico Integral para Personas Mayores, que establece mecanismos y criterios para proteger a la población mayor de 55 años que está aislada socialmente”. “Creemos que impactará positivamente en la prevención del suicidio”, apuntó.

En la misma línea, hizo hincapié en la necesidad de coordinar servicios sociales y sanitarios, recordando que una colaboración más estrecha también ayuda a la prevención. No en vano, el 23 de marzo se aprobó la estrategia andaluza para la coordinación sociosanitaria que, en su opinión, va a significar una mejor atención a las personas con problemas de salud mental, que precisan apoyos para la vida diaria.

Para finalizar, apostó por “generar sinergias entre los servicios sanitarios y sociales, cuerpos de seguridad del estado, jueces, institutos forenses y asociaciones” como la única forma de que los recursos se generen de manera adecuada y se pueda ofrecer una atención integral a las personas en riesgo de suicidio.

Escuchar al movimiento asociativo

El encargado de encajar la última pieza del puzle a escala regional fue Javier Romero, uno de los coordinadores del Plan Integral de Salud Mental de Andalucía, que detalló que hace un año recibieron el encargo de crear un grupo de trabajo para revisar la atención de la depresión y el suicidio, tras detectar distintos aspectos de mejora.

Romero avanzó que este grupo de trabajo ha trasladado ya una primera propuesta con la que se trabajará con un mayor peso del movimiento asociativo, de manera que en el primer trimestre se puedan ofrecer propuestas de trabajo en materia de prevención.

La idea es crear una red con este movimiento asociativo (teléfono de la esperanza, asociaciones de supervivientes, etc. “La idea es crear puentes entre la asistencia y este movimiento que permita cubrir todo el campo de la prevención en depresión y suicidio”, expuso.

El coordinador detalló los cinco niveles implicados en la prevención. Desde el nivel más básico, en el ámbito familiar y escolar, al último de ellos, la atención hospitalaria, pasando por el nivel asociativo, la atención primaria o la red de Salud Mental.

En cada uno de ellos, este grupo de trabajo trata de buscar fórmulas que mejoren la atención prestada, con ideas como el impulso de la hospitalización domiciliaria o el refuerzo de la atención primaria, con la incorporación de un psicólogo clínico que ayude a dinamizar los recursos que tiene el primer nivel para incorporar un matiz psicológico en la atención primaria, más allá de pasar una mera consulta.

Modelo Afectivo Efectivo en Salud Mental

José Ramón Pagés (ANAED) junto a Ramón Frexes (Janssen).

La humanización de la asistencia es uno de los objetivos hacia el que avanza el modelo de atención sanitaria en nuestro país. En este sentido, Janssen presentó durante la jornada el Modelo Afectivo Efectivo en el que trabaja desde hace años, en colaboración con diferentes agentes sociales.

Este modelo “incide en las tres dimensiones del sistema: personas, espacio y organizaciones; identificando necesidades en las que se puede actuar para mejorar la atención afectiva-efectiva de las personas, ya sea directa o indirectamente, respondiendo con soluciones según su ámbito de actuación”, aseguró Ramón Frexes, director de Relaciones Institucionales de Janssen España.

Frexes recordó que el Modelo Afectivo Efectivo es la forma de cuidar y curar al paciente como persona, con base en la evidencia científica, incorporando la dimensión de la dignidad y la humanidad del paciente, estableciendo una atención basada en la confianza y empatía, y contribuyendo a su bienestar y a los mejores resultados posibles en salud.

Existe una evidencia científica de la afectividad. Se trata de un modelo trasformador, dinámico y flexible capaz de adaptarse a las nuevas necesidades”, indicó.