Las críticas a la distribución de mascarillas en Madrid han resultado una tormenta de verano: mucho ruido y poca consistencia. Como ya hemos comentado, son más las virtudes que los defectos con esta iniciativa, sin duda. Como sabemos y dicen los expertos, la medida más efectiva para combatir cualquier pandemia son las higiénicas y el distanciamiento. Las mascarillas permiten que el distanciamiento, en caso de reducirse la distancia de seguridad de 2 metros, puedan ayudarnos a mantenernos libres de virus externos y que contagiemos nosotros mismos a otros (mascarillas FFP2 o KN95) o de que podamos transmitir el virus nosotros si somos portadores (mascarillas quirúrgicas).
Se ha explicado desde el ministerio que no se recomendaban dichas mascarillas a la población en el pasado por temor a «quedarse sin existencias»
Mascarillas obligatorias
Ahora son obligatorias las mascarillas en lugares públicos, y se ha explicado por parte de Fernando Simón, coordinador de Emergencias del ministerio, que no se recomendaban dichas mascarillas a la población en el pasado por temor a «quedarse sin existencias». Parece razonable exigir que se nos digan las verdaderas razones de ciertas recomendaciones siempre y no se inventen argumentos para criticar «la mejor medida puntual realizada en una zona para luchar contra la pandemia»: la entrega de mascarillas gratuitas FFP2 en Madrid a toda la población. Ya se está imitando, quizás un poco tarde, en otras zonas de España.
Balance de la entrega de mascarillas
Una estrategia de la que ahora podemos hacer balance. Las 2882 farmacias de Madrid han repartido en tan sólo 8 días 6,5 millones de mascarillas protectoras hasta el día 19 de mayo, de las que 4 millones han sido a través de receta electrónica y otras 2,5 millones con la simple presentación del DNI.
En la farmacia no sólo se adquieren medicamentos y se obtienen consejos o se aclaran dudas, también se trabaja por la salud pública
Dedicación de la farmacia
Durante los picos de entrega se llegó a repartir 1 millón de mascarillas en una sóla Jornada en una actividad que ocupó el 80% de las dispensaciones de la farmacia. Un trabajo voluntario, responsable y sin retribución. En la farmacia no sólo se adquieren medicamentos y se obtienen consejos o se aclaran dudas, también se trabaja por la salud pública porque es un establecimiento sanitario.
La botica es ahora un elemento para cuidar especialmente por las administraciones sanitarias: son aliados fiables y la población apoya su trabajo.
Apoyo rotundo a la atención domiciliaria y a los DH
El trabajo encomiable que hacen los profesionales farmacéuticos, mujeres y hombres, está teniendo eco en el nivel de satisfacción de los usuarios. La trascendencia de este hecho es aún mayor: la botica es ahora un elemento para cuidar especialmente de manera política por las administraciones sanitarias: son aliados fiables y la población apoya su trabajo. Apoyar a la botica es apoyar a la sociedad.
Se ha puesto en evidencia que, si es evitable acudir al hospital, es mejor dispensar el medicamento de uso extrahospitalario en la botica.
La valoración del estudio de GAD3 del servicio de la farmacia en estos días sea de un notable alto. Un 96% de los españoles apoyan impulsar actividades como la atención farmacéutica domiciliaria. Un soporte igualmente contundente (90%) se han mostrado a favor de la dispensación de medicamentos DH en la propia botica. Sin duda, uno de los aspectos a revisar será cómo encajar la necesidad del papel indiscutible de la farmacia hospitalaria y el de la botica con los DH.
Uno de los elementos de debate cuenta ahora con el ensayo-error de la crisis pandémica. Se ha puesto en evidencia que, si es evitable acudir a un hospital a recoger la medicación, es mejor dispensar el medicamento de uso extrahospitalario en la botica. Así piensan el 90% de los encuestados en el estudio de GAD3. La agenda farmacéutica lleva ahora a lo más alto repensar la dispensación de medicamentos DH en las boticas, frente a su dispensación más reciente en las farmacias de los hospitales.