Opinión

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Santiago de Quiroga Editor de EG | viernes, 22 de junio de 2018 h |

Al equipo ministerial les espera mucho trabajo de gestión, asi como el uso de RD-Ley

Decía el primer filósofo escéptico Pirrón de Elis: “Esto no es de esta manera más que de aquella, o de ninguna de las dos”. Quizás es la primera afirmación de que nadie está en posesión de la verdad, nadie excepto todos juntos. Y es que la mejor manera de no fallar, al tomar decisiones, es escuchar a los que saben de cada tema. Al menos, es una fórmula segura para minimizar los errores en el ejercicio de las responsabilidades políticas. La escucha y el diálogo los premia la sociedad, por eso gustan menos las mayorías absolutas, desterradas ahora de la vida política. Ahora se llevan las mayorías puntuales, y en esto, el diálogo va a ser crucial. Como ya ha confirmado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, su intención es agotar la legislatura, lo que tiene dos implicaciones claras: que el equipo ministerial deberá trabajar mucho en la gestión, y legislar con algún RD-Ley (o alguna Orden Ministerial, de menor rango, cuando sea posible), que no requieren de mayorías parlamentarias complicadas de alcanzar. Parece que ambas estrategias podrían dar los réditos necesarios: tener al sector razonablemente contento con el cambio, dejando atrás un periodo de sequía legislativa y mantener los dos años de Gobierno. Pero es necesario implicar a todos los agentes que están en el día a día de los asuntos por resolver: Sociedades Científicas, Farmacia Comunitaria, Industria y tercer sector. Muchas cuestiones se pueden abordar con un impulso ministerial, dando preferencia a las que tengan un impacto en el paciente, como lo ha indicado en varias ocasiones la ministra, Carmen Montón. Otra manera de establecer prioridades es tirar de las iniciativas parlamentarias que, desde Congreso y Senado, ha propuesto el grupo socialista. En un número alto con el apoyo de otros grupos, incluyendo el Grupo Popular. Acertar no es tarea fácil, pero se puede minimizar el riesgo del fallo o de la inacción.