El comienzo de la tramitación parlamentaria del proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética es el primer paso de muchos. Pero es especialmente importante, no solo por ser el pionero, sino por algunas de sus implicaciones. Dentro de su extenso articulado, resulta imposible no hacerse eco del “principio de la no regresión” en el que se basa el proyecto y que lleva años alimentando debates jurídicos internacionales. Este principio viene a decir que, en un mundo más inestable e impredecible que nunca, la ambiciosa transición verde no puede realizarse si no es con avances continuos. Nunca dando marcha atrás. Empecemos a recorrer ya ese camino, y abracemos su idea de progresividad, de mirar siempre hacia delante, porque nos va mucho en ello.

El eje vertebrador de las políticas del Gobierno de Pedro Sánchez tiene en la ministra Teresa Ribera su mejor defensora. En sus diversas comparecencias ha sido capaz de expresar de maneras muy gráficas la magnitud del reto al que nos enfrentamos y la oportunidad histórica de abordar la pandemia climática en un momento de reconstrucción por los impactos de la otra pandemia, la del coronavirus.

El proyecto de ley promete financiación suficiente y garantiza un retorno memorable de esa inversión

Ninguna de estas dos crisis entiende de fronteras, edad, sexo, razas o religiones. Las dos afectan de forma directa a la salud de los ciudadanos. En ambos casos, la solución definitiva aparece en forma de vacuna… Una literal frente a la Covid-19, y otra más metafórica frente al cambio climático. Y tanto el coronavirus como la transición ecológica tendrán implicaciones profundas en nuestras vidas, puesto que implicarán modificar nuestros comportamientos.

Pero de ambas crisis podemos salir reforzados. El proyecto de ley de transición ecológica promete financiación pública suficiente para abordar la transición ecológica y garantiza un retorno memorable de esa inversión: se estima que los efectos derivados de la transformación podrían incrementar el PIB entre 16.500 y 25.700 millones de euros anuales… Acumulativamente, más de 200.000 millones de euros en la década 2021-2030. También tendría efectos positivos en términos de empleo, generando entre 250.000 y 350.000 puestos de trabajo al final del periodo.
Sí, hay que empezar a caminar sin mirar atrás. Sin lugar a dudas, respiraremos todos mucho más tranquilos.