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Antonio Nieto Director de
El Global
| viernes, 16 de febrero de 2018 h |

El tránsito por la bancada de la oposición tiene que ser complicado para un grupo político acostumbrado a ocupar los escaños destinados al Gobierno. La pérdida de foco informativo hay que suplirla con imaginación, responsabilidad e iniciativas que hagan ver a la ciudadanía que hay alternativa al ejecutivo de turno. Por ello, son años complicados pero que bien aprovechados sirven para poner las bases del futuro. De ahí que ver cómo el Partido Socialista persevera en su defensa a ultranza de las subastas de medicamentos de Andalucía hace necesario preguntarse por esa política de oposición que está llevando el PSOE a nivel nacional. No parece lógico que la secretaria de Sanidad de la Ejecutiva socialista, Luisa Carcedo, considere las subastas como una medida perfectamente aplicable a nivel nacional. Ya hemos dicho en más de una ocasión que el aval del Tribunal Constitucional no significa que la selección pública de medicamentos tenga que ser considera como una medida justa, porque no es así. En el momento en el que atenta contra la libertad de mercado, compromete la adherencia o merma la capacidad industrial de las compañías de genéricos no se puede hablar de una sistema justo. Intentar aprovechar también la reciente resolución del Parlamento Europeo en la que se declara sin competencias para dirimir sobre la idoneidad de la medida tampoco es del todo correcto. El pronunciamiento de la institución europea no significa un apoyo a las subastas por mucho que Marina Álvarez lo quiera ver así.

Hoy por hoy, el mantenimiento de las subastas de medicamentos como política farmacéutica válida creo que responde más a un empecinamiento político que a otra cosa. Por ello ante la pregunta que encabeza esta columna solo puedo responder con otra interrogación ¿Estamos locos? Pues sí, parece que lo estamos.