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Siempre nos queda la misma sensación cuando termina Infarma. Por un lado, el lógico cansancio de tres intensos días haciendo kilómetros por los pasillos de la feria , por otro, la sensación de respaldo y compromiso con y de la profesión farmacéutica. Pacientes, administraciones, instituciones, organismos oficiales… Todos han glosado el papel de la farmacia con cifras, proyectos, políticas y medidas puestas en marcha en el último año. Ideas que seguramente se fraguaron en anteriores ediciones de Infarma y que en esta edición se presentaron como una realidad. El trabajo que está realizando la farmacia española por y para el paciente, por y para la sostenibilidad de los sistemas sanitarios se ha puesto sobre la mesa. Y además se ha hecho con argumentos y datos suficientes para que aquellos que todavía dudan de la utilidad de la farmacia se quiten la venda de una vez y empiecen a apostar por darle sentido a una realidad aplastante de la que no pueden ser ajenos por más que se empeñen. ‘Aprovechar la ola’ de Infarma, de lo vivido esos tres días tiene que ser prioritario para el sector. Enseñar lo avanzado, hablar de lo conseguido.
El 2018 va a ser un año importante en lo que se refiere a eventos farmacéuticos con Infarma, el Congreso de Sefac y el Congreso Nacional Farmacéutico. Y eso significa que tiene que ser un año de consolidación de los intereses de la farmacia apoyándose en el ‘ruido’ que se hará con la celebración de esos eventos para volver a sentir ese respaldo y ese compromiso que se han sentido estos días en Infarma Madrid 2018.
Cerrado el capítulo Infarma, se abre ahora ese periodo de reflexión y análisis de lo aprendido y discutido que en poco más de dos meses nos llevará a Alicante al segundo gran evento farmacéutico del año, el congreso de Sefac, que seguro que será igual de intenso y aprovechable.
