Diversos sectores como el tecnológico o el de la alimentación han manifestado su preocupación por los bloqueos en la cadena de suministro. La falta de camioneros o el atasco en los puertos, entre otros, están dificultando el abastecimiento de determinados productos. Y puede que lo peor esté por llegar. En mercados como el de los juguetes, temen que el aumento de la demanda que se registra en estas fechas tenga graves consecuencias sobre los resultados de este ejercicio.
Desde la industria farmacéutica ya están atentos a las posibles interrupciones en la cadena de suministro que puedan producirse. A priori, no han detectado ninguna anomalía concreta, pero si por algo destaca el sector es por su capacidad de anticipación y preparación. Conscientes de la importancia de los productos que desarrollan y distribuyen, y como ya han demostrado en periodos tan crudos como los meses más duros de la COVID-19, ya analizan los obstáculos que podrían surgir y cómo superarlos.
La directora de la Agencia Española del Medicamento y el Producto Sanitario (Aemps), María Jesús Lamas, anunciaba esta semana que iba a impulsar una reunión con todos los agentes de la industria farmacéutica para observar muy de cerca cómo evoluciona la situación y atajar cualquier problema que pueda aparecer con agilidad. Además de la Aemps, organismos como el Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCOF) cuentan con herramientas como CISMED que detectan irregularidades en el suministro en tiempo real.
La unión. Esta fue la fórmula del sector farmacéutico y sanitario para frenar los estragos de la pandemia y esta debe ser la actitud con la que afrontar las nuevas crisis que puedan afectar al sector. En ocasiones, las crisis derivan en oportunidades. Y a pesar de las nefastas consecuencias de la pandemia, la industria del medicamento y todos los agentes implicados han sido prueba de que mantener un diálogo estrecho y constante es fundamental para dar una respuesta sólida y conjunta ante emergencias sanitarias. Este es el camino.
