Producción e I+D, dos pilares del sector

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La reciente propuesta de los dos grupos mayoritarios del Europarlamento, Populares y Socialistas,  es un paso en la buena dirección de impulso del sector farmacéutico. Dicha propuesta cuenta con el respaldo de los tres grupos parlamentarios mayoritarios del Parlamento Europeo y está impulsada principalmente por los eurodiputados españoles Dolors Montserrat (PPE) y Nicolas González (SD).

La propuesta va dirigida a que Europa cuente con las cadenas de suministro y las capacidades de producción en el continente, y que sea autosuficiente.

Capacidades de producción

La escasez de medicamentos tiene un componente multifactorial, pero en gran medida se soluciona si la producción de medicamentos, y la mayor parte de la cadena de suministros, se instala en suelo europeo. Por eso, la apuesta del Parlamento Europeo por las inversiones en las capacidades de producción europeas son un objetivo que persiguen las instituciones europeas, en la era post COVID-19.

Cuando hablamos de escasez de medicamentos deberíamos diferenciar los viejos medicamentos, de amplio uso y que suelen contar con alternativas cuando escasean, ya sea otras marcas o principios activos similares. Para eso, una industria ya establecida debe reforzar las instalaciones o ampliarlas en suelo europeo. Estimular esta presencia industrial requiere de incentivos que promuevan y prioricen en suelo europeo lo que ahora está deslocalizado, fomentando las inversiones industriales.

Pero no es algo especialmente atractivo para las compañías, ni para el avance del conocimiento, comparar la producción con la I+D. La inversión en producción de las compañías está muy lejos, tanto en valor como en el impacto que provocan en el sistema sanitario, de la inversión en I+D.

Las plantas de producción tienen inversiones que, siendo significativas, no son intensivas ni constantes en el tiempo. De hecho, tras una inversión inicial (una nueva línea de producción, ampliación, etc., por ejemplo) no suele precisar más inversión. La fabricación, no obstante, facilita que se exporten los medicamentos y eso contribuye a la balanza de pagos del país o región. Con todo, es la I+D y el desarrollo e investigación clínica que supone la parte más relevante del músculo y el cerebro de un sector que no deja nunca de invertir en investigación.

Apuesta por la I+D

El desarrollo clínico de un nuevo medicamento es una inversión relevante que impacta de forma clara en la sociedad que investiga. Las inversiones en investigación clínica proporcionan incentivos profesionales a los investigadores, calidad que impacta en la asistencia y una oportunidad de beneficiarse de tratamientos novedosos no comercializados para los pacientes.

Sólo en España, hablamos de decenas de miles de pacientes participando cada año en distintos ensayos que promueve la industria farmacéutica. En algunos campos, como el cáncer, se estima que la mitad de todos los ensayos clínicos mundiales son en este campo. Y España mantiene posiciones de cabeza, siendo el país europeo con más pacientes y ensayos en cáncer para la mayor parte de compañías, sólo superado por Estados Unidos.

Si sólo nos preocupamos por la producción seremos un país de amoxicilina y paracetamol, sin mucha innovación siquiera productiva. No es sólo preciso que aseguremos el suministro de los viejos medicamentos sino que los que no pueden faltar son los que innovan y salvan vidas. El problema de la disponibilidad de los medicamentos innovadores en España y en Europa es la desigualdad entre países.

La Europa rica y que prioriza la salud, tiene antes la aprobación de sus medicamentos innovadores que los países más pobres, la mayoría provenientes de las economías de la vieja Europa del telón de acero. España es una excepción, incluso en esto: su posición en medicamentos innovadores se alinea con las economias más discretas de la UE, a pesar de ser la 4ª economía de la zona euro.

Harían bien populares y socialistas en España en revisar y acordar el lugar que queremos ocupar como país en relación a la industria farmacéutica. Y al hacerlo hay que revisar primero la I+D, mucho más relevante y de más impacto en el progreso de la ciencia y el avance de la sociedad que la producción de medicamentos.