Son incontables las veces en las que el Pacto por la Sanidad ha estado sobre la mesa de gobiernos, partidos y comisiones parlamentarias. Todavía están recientes los intentos fallidos en el Congreso durante las legislaturas 9 y 10, cada uno impulsado por un gobierno de distinto signo: uno por el PSOE; otro por el PP. Desde entonces, el acuerdo entre los dos grandes partidos se complicó todavía más con la aparición de nuevos actores, dejando en hibernación el sueño del Pacto.

Llegamos así al convulso año electoral de 2019, donde el Pacto, o lo que quedaba de él, se limitaba a hacer acto de presencia en los programas de algunas comunidades autónomas. A nivel estatal… ni rastro. Pero donde hubo fuego siempre quedan rescoldos, especialmente si hablamos de Política y si la necesidad apremia.

No hay que engañarse. La interpelación que el grupo popular realizó la semana pasada en el Senado al ministro de Sanidad sobre el Pacto Sanitario no fue amistosa. Todo lo contrario. El PP no perdió la ocasión de utilizar todo el arsenal de argumentos a su disposición para criticar la gestión del Gobierno, del presidente y del ministro. Pero al final, la oferta quedó. O al menos a eso se aferró Salvador Illa, partidario él mismo de llegar a un acuerdo de Estado en Sanidad.

Aquí estamos, por enésima vez, con el Pacto entre las manos. (…) Nunca ha sido tan difícil. Pero nunca ha sido tan necesario

Hace dos semanas, desde esta misma tribuna se ensalzaba la oportunidad que plantea la constitución de la Comisión de Reconstrucción del Congreso como vía para reconducir la progresiva tensión política de la que estamos siendo testigos. Tambien se realzaba el perfil de algunos de sus componentes, grandes ‘hacedores’ de acuerdos.Especialmente el de su presidente, el socialista Patxi López (actual presidente de esta Comisión) y el de la popular Ana Pastor. Aquí estamos, por enésima vez, con el Pacto entre las manos. Pero tal vez sea ésta la definitiva. Porque el Pacto nunca ha sido tan difícil. Pero nunca ha sido tan necesario.