La urgente necesidad de unos presupuestos para 2021

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Se ha iniciado un camino para la aprobación de los presupuestos para 2021. No ha sido posible aprobarlos para 2019 ni para 2020. Como marca la Ley de Presupuestos, si la ley no se aprobara antes del primer día del ejercicio económico correspondiente, se consideran automáticamente prorrogados los del ejercicio anterior. Aunque la prórroga es excepcional, ha pasado a ser una medida recurrente y discrecional, lo que impide ejecutar muchas políticas y planes.

España necesita unos presupuestos para la Reconstrucción, porque estamos conduciendo la economía mirando el retrovisor. Desde 2015 no se ha conseguido nunca un ciclo presupuestario completo. Quizás ha llegado el momento de aprobarlos con una amplia base parlamentaria, al menos, de ponerse de acuerdo con la “reconstrucción”.

Sin presupuestos de 2019 ni de 2020

Los últimos presupuestos aprobados fueron en 2018, antes de verano. El Gobierno de Mariano Rajoy que tuvo el apoyo del Parlamento, fue sometido después a una moción de censura y hubo un cambio de Gobierno con presupuestos ya aprobados. El Gobierno de Pedro Sánchez también dilató la presentación de presupuestos en 2019 por falta de apoyos parlamentarios, como hizo Rajoy en 2018. Como consecuencia del rechazo de los presupuestos, el Gobierno convocó elecciones anticipadas. El resto del año se mantuvo en funciones, ya que el Parlamento no fue capaz de formar un Gobierno. Como resultado, los presupuestos de 2019 nunca se aprobaron y se volvieron a prorrogar los de 2018.

El trámite de los presupuestos

Existe la idea errónea de que el presupuesto económico tiene una duración anual, porque se confunden la fase de ejecución presupuestaria y el Presupuesto. La duración completa de un presupuesto es de unos tres años, desde que se planifican gastos e ingresos hasta que se cierra políticamente su realización. La fase del ciclo presupuestario actual es de planificación y elaboración por parte del Ejecutivo, que se realizan normalmente en el segundo y tercer trimestre del año.

¿Qué podemos perder en sanidad sin presupuestos?

Los programas plurianuales y la planificación y programación de proyectos relacionados con políticas públicas serían los principales perjudicados. Además, no todas las partidas presupuestarias son prorrogables, y las inversiones no lo son. La I+D+I y los planes y estrategias que requieren recursos, pueden verse afectados sin un presupuesto.

En julio se espera que AIReF termine su informe del gasto hospitalario

Aunque hay instrumentos que permiten al ejecutivo destinar partidas excepcionales, como se ha hecho hasta ahora, es necesario que los presupuestos salgan adelante. Además, se trata de canalizar los recursos que la UE pondrá en marcha por la pandemia. El ejecutivo quiere “reforzar el sistema y la industria sanitaria” y dice que se apoyará en las conclusiones de los informes de la AIReF. Pero al hacerlo, corre el riesgo de perder la perspectiva, como ya se ha indicado. Veremos las conclusiones de la AIReF sobre el gasto hospitalario que están previstas para este mes de julio.

Desarrollo sostenible

Los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) van a estar en la agenda y en los presupuestos: medio ambiente e igualdad de género entre ellos. Desde luego, es el momento de incorporar objetivos ambiciosos en aspectos que son cruciales para una sociedad justa, digital y equilibrada con el medio ambiente. Muchas de estas cuestiones tienen un claro impacto sanitario.

Las principales líneas: sanidad y economía

Una amplia base parlamentaria debería apoyar unos presupuestos que tengan la reactivación económica y la la sanidad en cuenta. Y no sólo es el Parlamento quien debe aprobarlos o darles el visto bueno, sino también la UE. Nos interesa que presentemos unos presupuestos que permitan la confianza internacional que se requiere, y las ayudas que la acompñana. ¿La fórmula? La de siempre: amplio consenso. Eso implica ceder y negociar. Y eso está en manos de los partidos políticos y sus líderes. No sé si deberíamos estar tranquilos.