Quiero aprovechar esta oportunidad para arrojar luz sobre la importancia de la farmacia rural en nuestra sociedad. No cabe duda de que tanto la urbana como la rural comparten un mismo objetivo: cuidar y salvaguardar la salud y la calidad de vida del paciente. Pero en el mundo rural, además, se están garantizando los servicios farmacéuticos sanitarios y sociales a un conjunto de la población que por las circunstancias de las zonas donde reside a veces no dispone de los servicios más básicos, convirtiéndose en muchas ocasiones en el único establecimiento sanitario en kilómetros a la redonda.
Precisamente una de las grandes fortalezas de nuestra profesión es tener una farmacia en el 99 por ciento de las poblaciones de este país, por lo que garantizamos el acceso de la población a la medicación y los tratamientos que necesita, descongestionamos el sistema de salud solucionando síntomas menores, desmentimos bulos y ofrecemos consejo farmacéutico y servicios profesionales, al mismo tiempo que luchamos contra la violencia de género y contra la reducción de la soledad no deseada, entre otros aspectos.
“Descongestionamos el sistema de salud solucionando síntomas menores, desmentimos bulos y ofrecemos consejo farmacéutico y servicios profesionales”
Sin embargo, aunque somos indispensables en el ámbito rural, en muchas ocasiones tenemos unas condiciones laborales muy difíciles. La mayoría de las farmacias rurales son únicas y disponen de un solo titular, que se encuentra con serias dificultades para poder conciliar su vida personal y su vida profesional. Además, muchas de las farmacias rurales son de Viabilidad Económica Comprometida (VEC), lo que supone que los ingresos no son suficientes para cubrir los gastos que se generan. Los farmacéuticos del pueblo están solos, no disponen de personal y están días y meses enteros de guardia sin poder conciliar. Los servicios de urgencia nos obligan a estar en la farmacia durante mucho tiempo seguido, trabajando sin descanso y sin remuneración como sí ocurre en otras profesiones sanitarias cuando realizan guardias fuera de su horario de trabajo habitual. Pero a pesar de todo sabemos que por justicia social la población no merece perder más servicios y menos el de su farmacia.
“Los servicios de urgencia nos obligan a estar en la farmacia durante mucho tiempo seguido, trabajando sin descanso y sin remuneración”
Consciente de la problemática, el Muy Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia (MICOF) en 2021 inició un proyecto junto con la Diputación de Valencia para ayudar a garantizar la sostenibilidad de esta farmacia rural y evitar así la despoblación en zonas rurales. Porque que un pueblo cuente con un recurso asistencial sanitario, como es una Farmacia, hace que ese pueblo tenga más habitantes. Este proyecto lleva ya dos ediciones, con dos formatos diferentes, y en breve comenzará la tercera con el mismo apoyo institucional y colegial, pero con un nuevo formato que nos permita innovar y llegar a más ciudadanos.
Premio por el proyecto “Circuitos Saludables”
Además, que el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos haya premiado el proyecto de “Circuitos Saludables”, llevado a cabo por 13 farmacias, en la Categoría Social de los Premios a la Innovación Social: Farmacéuticos y ODS es todo un orgullo que reconoce la labor de la farmacia rural y, al mismo tiempo, la ha hecho más visible, más necesaria y cercana.
Este proyecto promovido por el MICOF consistió en el montaje de cuatro carpas que se convertían en consultas en las que se realizaban diversos SPFA centrados en el “Uso racional del Medicamento” y el “seguimiento y control de la adherencia de la medicación” de las personas que acudieron a las consultas (mediante control de parámetros y realización de test.) Gracias a este proyecto, las personas recibieron atención farmacéutica, conseguimos que salieran de casa y se relacionaran, se ofrecieron consejos sobre dieta mediterránea, impartimos jornadas formativas en educación sanitaria y se establecieron alianzas entre el Colegio y las administraciones municipales.
“Somos un referente sanitario para miles de personas que viven en el entorno rural y que ven en su farmacéutico más que un profesional sanitario”
Lo más gratificante fue la respuesta de agradecimiento y entusiasmo por parte de la población, que dejó patente que somos un referente sanitario para miles de personas que viven en el entorno rural y que ven en su farmacéutico más que un profesional sanitario. Se sienten cuidados, escuchados y atendidos. Conseguimos humanizar la sanidad y, como respuesta, nos sentimos arropados por ellos. Todo esto demuestra que, si no estuviéramos, esa comunidad se disgregaría y tendería a la desaparición. Sin farmacia rural no hay pueblos y sin pueblos no hay futuro. La farmacia rural, por tanto, es esencial.
