En España, en torno al 30 por ciento de la población que necesita algún cuidado sanitario no puede pagarlo y el 50 por ciento está afectada por algún indicador de exclusión social. De hecho, en la pandemia se corroboró que la incidencia y las hospitalizaciones por COVID-19 eran más altas en las poblaciones vulnerables. Se llegaron a multiplicar por cuatro en los niveles de renta más bajos.
Para combatir estas cifras, España dispone de más 22.000 “radares” activos que tratan de garantizar, a diario, la accesibilidad de la atención sanitaria, las 24 horas del día y en todo el territorio nacional. Tanto la capilaridad como la cercanía que ofrecen las oficinas de farmacia se postulan como el “binomio perfecto” con el que combatir las desigualdades y las inequidades ligadas a los Determinantes Sociales en Salud (DSS).
Y es que, en la actualidad, nadie duda de su notable repercusión sobre la salud de la sociedad. Ésta es tal que Sanidad lanzó, a principios de año, un documento de consenso con las comunidades autónomas para registrar los condicionantes de salud e integrarlos en la atención holística de la población. El objetivo final reside en incorporarlos en la Historia Clínica Digital para facilitar el abordaje biopsicosocial del paciente.
Ya a mediados de año, durante una Reunión de Trabajo organizada por el Ministerio de Sanidad en el marco de los Premios Best In Class (BiC), diferentes sociedades científicas y entidades del sector subrayaron la necesidad de medir la variabilidad de los DSS para adaptar los programas de salud y alcanzar la equidad en el acceso a la atención sanitaria. Al respecto, Pedro Gullón, director general de Salud Pública y Equidad en Salud del Ministerio de Sanidad, hizo hincapié en que los DSS impactan sobre todos los eslabones de la cadena sanitaria, requiriendo una adaptación de los propios planes de atención.
Los participantes coincidieron en que, para reducir las desigualdades en salud, es fundamental que las políticas y prácticas de atención sanitaria reconozcan y aborden las disparidades que existen en función del lugar de residencia, el nivel educativo, la edad y el género, entre otros factores. Este enfoque implica una revisión y posible reestructuración del Sistema Nacional de Salud (SNS) para que sea más adaptable a las necesidades emergentes, tales como la cronicidad y los cambios demográficos.
A su vez, se destacó la necesidad de un enfoque intersectorial que involucre a diversos actores para abordar de manera más integral los DSS. En este aspecto, la Farmacia se convierte en una aliada estratégica para combatir las inequidades en salud, en todo un “radar social”. Así se ha trasladado recientemente en el 82 Congreso Mundial de Farmacia y Ciencias Farmacéuticas de la FIP.
La vicepresidenta de la Federación Internacional Farmacéutica (FIP) y secretaria general del Consejo General de Colegios de Farmacéuticos (CGCOF), Raquel Martínez, acaba de presentar un informe en el mencionado Congreso mundial de la FIP. Con ello, quiso remarcar que tanto la profesión farmacéutica en su conjunto como la vertiente comunitaria, en particular, adquieren un papel protagonista de cara a frenar el impacto negativo de los determinantes sociales.
Los DSS son un “tema complejo”. Motivo de ello, es de vital importancia que se aborden a través de una visión holística y multifactorial, así como de la involucración de todos y cada uno de los agentes implicados del sector sanitario. Sobre esta cuestión, el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, se pronunció en el 23º Congreso Nacional Farmacéutico (CNF). El calado de este asunto es de tal calibre que insistió en que en el ámbito sanitario, el principal reto es que el sistema sea universal. Así, sacó a colación medidas que están aplicando desde el Ministerio de Sanidad como la recuperación de la Ley de Equidad o la legislación sobre la evaluación del impacto en salud de las estrategias implantadas.
Alzando la vista al futuro, el papel del farmacéutico avanza hacia un seguimiento continuo en el que se aborden activamente los determinantes sociales de la salud. Si se ha de tener un agente sanitario en cuenta para revisar, seguir y abordar los DSS, no cabe duda del papel fundamental de la Farmacia como eje para llevarlo a cabo desde primera línea de batalla.