Centinelas, radares, termómetros sociales… La red de farmacias de España supone un claro aliado estratégico en el abordaje de los problemas de salud. Su aportación en catástrofes naturales, en el aumento de las coberturas vacunales o en garantizar la accesibilidad de fármacos, más si cabe en las zonas rurales, son algunas de las estrategias con las que se pone sobre la mesa su contribución más allá de la dispensación.

Han demostrado su compromiso con la sociedad no solo en aspectos vinculados a la prevención, control y, en el mejor de los casos, cura de enfermedades, sino también en su respuesta inmediata ante situaciones de emergencia. Un ejemplo reciente y claro de esto ha sido la intervención de las farmacias en la DANA, fenómeno meteorológico que ha afectado a diversas regiones de España causando inundaciones y dejando a miles de personas en situaciones vulnerables. Han priorizado garantizar la atención farmacéutica a sus pacientes por encima de sus propias necesidades personales.

El tesón y el sacrificio de los farmacéuticos que han «perdido» su farmacia, pero también de aquellos que están luchando por ayudar a sus compañeros de oficio a que los pacientes no pierdan el acceso a la atención farmacéutica no es más que una muestra más de cómo la profesión se vuelca por sus pacientes, aún más si cabe en situaciones catastróficas. El planteamiento de llegar a abrir farmacias de campaña o su actitud proactiva por poder atender a los pacientes, independientemente de si tienen documentación o de si no disponen de Internet para poder consultar la receta electrónica, demuestra la resiliencia de la profesión.

Otra de las muestras recientes del valor de la Farmacia está estrechamente vinculada con su implicación, cada vez más activa, en la vacunación y la inmunización de la sociedad. Este «nuevo» rol adquiere especial relevancia teniendo en cuenta que el «horizonte sanitario» estará marcado por las infecciones respiratorias agudas, más en concreto por las causantes de la cada vez más conocida «tripledemia», conformada por la COVID-19, la gripe y el Virus Respiratorio Sincitial (VRS). Pese a que España parece que «se le hace bola» poder vacunar en las farmacias, sí que hay autonomías que van avanzando poco a poco al respecto. Este es el caso de Andalucía, como ya adelantó EG, Cataluña o Santacruz de Tenerife, desde las que han impulsado la participación activa de los farmacéuticos en este ámbito.

Cabe mencionar que contar con estos profesionales que se sitúan en la «trinchera sanitaria» es indispensable si de verdad se quiere lograr al 70% de cobertura vacunal marcado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta «falta de autonomía» vuelve a reflejar la necesidad de que la Farmacia esté correctamente integrada en el Sistema Nacional de Salud (SNS), también en el ámbito de la inmunización. Sólo así se podrá seguir salvando vidas, como se indica en un reciente estudio dirigido por la OMS y publicado en The Lancet, la inmunización ha salvado la vida de 154 millones de personas en los últimos 50 años, en su mayoría niños. Entonces, ¿por qué no darle un empujón también desde la Farmacia?

Muestra también de este compromiso social, a lo largo de los años, se ha comprobado cómo las farmacias rurales han ampliado sus servicios y competencias, ofreciendo no solo asesoramiento farmacológico, sino también apoyo en campañas de vacunación, respuesta a emergencias o en iniciativas que promueven la accesibilidad farmacológica o el control de la medicación en zonas despobladas.

Esta última cuestión ha quedado latente en Cataluña, comunidad autónoma en la que, han ido un paso más allá. Junto con las farmacias rurales de Lérida, Tarragona también ofrecerá un servicio de seguimiento farmacoterapéutico gratuito mediante el Sistema Personalizado de Dosificación (SPD), dirigido a determinados pacientes. Este programa piloto, activo hasta diciembre, se ofrece en 10 farmacias de municipios de menos de 1.500 habitantes y busca mejorar la adherencia, fortalecer las farmacias rurales y frenar la despoblación. No obstante, Comunidades Autónomas (CCAA) como Aragón, Cantabria o Castilla y León también han emprendido otro tipo de iniciativas ligadas al SPD y al ámbito rural, demostrando así su apuesta férrea por crear ese arraigo a los pueblos de la mano de la Farmacia.

Potenciar otros ámbitos de actuación y sus competencias profesionales se postulan como dos necesidades indispensables de cara a contribuir a la salud de la sociedad y, por ende, a la propia sostenibilidad del sistema sanitario. No hay que olvidar que el 99% de la población cuenta con una farmacia en su lugar de residencia, en la mayoría de los casos a menos de 250 metros. Por ello, hay que «darle la mano» a la Farmacia, reconocer su valor e impulsar su autonomía en España.


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