La rápida expansión y alto impacto que tiene el coronavirus ha sometido a los sanitarios a un ritmo asistencial frenético que impedía plantearse nada mas allá del “día a día” y tomar decisiones “sobre la marcha”.
Ahora que la situación, aunque no atajada, sí permite cierto respiro —no relajación— han comenzado los balances y el planteamiento de estrategias más allá del plazo inmediato. Respecto a los balances, uno de ellos —plasmado en un estudio de GAD3 encargado por el CGCOF y Fedifar— hace referencia al papel realizado por la farmacia comunitaria en esta crisis.
Los números, como el algodón, no engañan. Más del 90 por ciento de ciudadanos respaldan las funciones que realizan en esta crisis las farmacias, como la atención farmacéutica domiciliaria (que ha llegado más de 830.000 pacientes) o la dispensación de medicamentos DH. Más de 30 millones de personas han visitado las boticas en el estado de alarma, y valoran la atención con un notable (8,2).
En la nueva etapa, el SNS no puede permitirse el “hospitalocentrismo” y debe apoyarse en estructuras como la red de farmacias
Si un balance de actuaciones es positivo, la lógica invita a pensar: ¿por qué no dar continuidad a las mismas en esta etapa de desconfinamiento y búsqueda de la nueva normalidad? Es eso precisamente lo que reclama la farmacia… Y para lo que ya trabaja.
Por ejemplo, Sanidad ya tiene un Plan de 24 propuestas presentadas por el CGCOF para aporvechar la red de farmacias en el nuevo escenario. Muchas de ellas pasan por mantener aquello que viene funcionando. También las sociedades médicas Semergen y SEMG, junto a Sefac, han presentado un documento sobre cómo optimizar la AtenciónPrimaria en la desescalada y, como parte de este nivel, la red de boticas.
No por repetido, un mensaje pierde validez o corre el riesgo de desgastarse. Por ello conviene insistir: en las estrategias de desescalada, se debe escuchar a los profesionales. En la gestión de esta crisis, el SNS no puede permitirse el “hospitalocentrismo”. Toca dar “atención primaria” a la AP.
