1.Grado de utilidad o aptitud de las cosas para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar o deleite. 2. Cualidad de las cosas, en virtud de la cual se da por poseerlas cierta suma de dinero o equivalente. Con estas dos acepciones define la Real Academia de la Lengua el término ‘valor’. Pero del dicho al hecho hay un trecho, y este concepto, tan claro sobre el papel, trasladado a la práctica y a la realidad del sector farmacéutico, ha demostrado no ser válido. La respuesta a qué es el valor se ha convertido en una piedra de toque que tiene a los distintos agentes del sector sanitario recorriendo un auténtico laberinto en el campo de la oncología que precisamente enfrenta las dos acepciones ‘oficiales’ del valor: utilidad versus coste.
No es cierto que un gestor no sepa lo que es el valor de un fármaco. Lo mismo puede decirse de un decisor, un pagador, un oncólogo, un farmacéutico de hospital, un gerente, un responsable de una compañía farmacéutica, un investigador o un paciente. Pero se trata de verdades ‘subjetivas’. Nadie ha conseguido todavía unir estas perspectivas en una defición común, que incluya a todos y que satisfaga a todos. Porque, para más inri, el ‘valor’ tampoco es el mismo para una sociedad que para otra, como tampoco lo son los recursos socio-económicos de los países.
En España, el grupo Oncovalor se ha planteado impulsar el debate sobre el valor y el beneficio clínico de los medicamentos en oncología partiendo de la base de que precio y valor no son equivalentes. Pero el coste obsesiona —es lógico que lo haga— y frena cualquier posibilidad de avance cada vez que aparece. Hay un conocido juego de mesa que consiste en explicar una palabra evitando hacer uso de otras prohibidas, bajo riesgo de amonestación. El debate del beneficio clínico no es ningún juego, pero requiere de un esfuerzo para consensuar el valor sin hablar de coste, para luego hablar de si se puede pagar y a qué precio.
Quizá la aportación más importante de la jornada El beneficio clínico en oncología. Retos de su medición, organizada por Fundación ECO y EDS, sea la necesidad de incorporar la opinión del paciente y de la sociedad al respecto. Oncovalor parte de una posición privilegiada para convertirse en un foro de apoyo a los decisores. Ningún otro tiene su capacidad para aunar opiniones de sectores distintos.
El coste obsesiona (es lógico que lo haga) y frena cualquier posibilidad de avance cada vez que aparece