| viernes, 21 de septiembre de 2018 h |

Cualquier asunto que nos ocupe puede ser susceptible de una valoración objetiva y subjetiva. Para la primera de ellas bien vale la vía de los hechos y los números. Haciendo uso de este método, la valoración objetiva de la experiencia llevada a cabo en Francia por la cual las farmacias de dos regiones han podido vacunar de la gripe a determinados colectivos y como complemento a los centros de salud es que la iniciativa no podía haber ido mejor: cerca de 150.000 pacientes inmunizados, cuando las previsiones iniciales confiaban en situar los resultados en torno a 35.000 inmunizaciones.

Esto se traduce en el aumento en estas regiones en un 200 por cien las tasas de vacunación en la población diana de la prueba frente a la media nacional. La reacción de la Administración gala fue inmediata: anunciar la expansión de la vacunación de la gripe en todas las farmacias del país a partir de la campaña antigripal 2019-2020.

Mientras, las valoraciones subjetivas pasan por las opiniones que se recojan sobre el asunto en cuestión. Ahora bien, no cabe duda que si las mismas provienen de las partes directamente implicadas en el ‘asunto’ en cuestión, adquieren un plus de veracidad.

Si la valoración que dejaban los números no podía ser sino positiva, también lo es si se analiza las sensaciones que ha dejado en profesionales sanitarios y pacientes. Según una encuesta realizada en las dos regiones objeto de la prueba, los usuarios otorgaron un “notable” a la vacunación en farmacias (8,1 sobre 10), mientras que los farmacéuticos lo elevan a “sobresaliente”: 9,6 sobre 10. Y los médicos, aunque suspenden esta primera prueba (4,8 sobre 10), se muestran en su mayoría favorables (58 por ciento) a la decisión de extenderla a todo el país.

Existen área de mejora, las cuales se identifican en esa encuesta: mejor comunicación entre profesionales tras la inmunización, eliminar burocracia que facilite participar… Pero los incrédulos con esta posible función de las farmacias cada vez lo tienen más difícil.

Si los datos cosechados ya validaban la experiencia de Francia, ahora la satisfacción de los propios pacientes (8,1 sobre 10) pone la rúbrica