Durante años los centros de investigación, los hospitales, los profesionales sanitarios y la industria farmacéutica española han conseguido hacer de España el escenario perfecto para la investigación y desarrollo de innovaciones. Tal es así, que España se ha convertido en uno de los países que más evidencia científica ha generado sobre la Covid-19, gracias a la gran cantidad de ensayos clínicos que se han puesto en marcha en el último año. Todo ello, no ha hecho más que conseguir el terreno perfecto para una cosecha que puede convertirse en toda una oportunidad para el tan ansiado crecimiento económico.
El propio presidente de Farmaindustria, Juan López-Belmonte, reconoce la aportación de las compañías en este gran nivel investigador: “Hemos contribuido a una movilización investigadora brutal, convirtiéndose en uno de los países líderes en este campo; es para sentirse orgulloso, puesto que demuestra el compromiso del país con la investigación y el papel de la investigación clínica en nuestro país, lo cual hemos logrado a través de un trabajo muy duro durante muchos años”. Unos esfuerzos que pueden empezar a dar frutos si se acompañan de estrategias claras de apoyo al sector, que ayuden a generar el ambiente perfecto para que las grandes multinacionales pongan el foco de sus inversiones en el país. Este debe ser el objetivo post pandemia.
La evidencia científica generada durante la pandemia puede ser la llave para atraer cuantiosas inversiones a un país que necesita construir su futuro económico
No debemos olvidar que el sector farmacéutico supone un impulsor de empleo en el país, superando los 42.500 puestos de trabajo directos y los 210.000 trabajadores sumando los empleos indirectos e inducidos. Un empleo que destaca por su calidad: más de 94% son empleos indefinidos; más del 62% son titulados universitarios; más de la mitad son mujeres, y casi uno de cada tres nuevos puestos de trabajo los ocupan personas menores de 29 años.
Y es que los objetivos de este sector industrial son claros: generar más empleos de calidad, incrementar las inversiones industriales, potenciar las inversiones en investigación básica y clínica y contribuir a crear el entorno adecuado para afrontar mejor futuras pandemias y otras emergencias sanitarias. Si queremos transformar el modelo económico de España, apostando por estrategias a largo plazo, las administraciones no pueden dejar de lado al sector farmacéutico.
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