Siempre se ha dicho que el tiempo es la mejor medicina y que su paso lo cura todo. Pero, paradójicamente, cabría preguntar al sector farmacéutico si está de acuerdo con esa afirmación. Existe una especie de sensación no verbalizada de que el tiempo se está dejando pasar a la espera de que Moncloa decida si hay adelanto electoral. En política farmacéutica, esta sensación se ha materializado en una parálisis de proyectos demasiado tiempo esperados y demandados por el sector, como son el proyecto de Precios y Financiación de los Medicamentos o el nuevo armazón prometido para el SPR.
Cierto es que, además de las iniciativas que no admitían retraso —la publicación anual de la OPR o la tramitación del RD de Precios y Financiación de Productos Sanitarios, un texto que no admitía ya más excusas— el Ministerio ha apostado fuertemente por ámbitos concretos, como las terapias avanzadas y las CAR-T. El último asunto en sumarse a esta lista ha sido el anuncio de Valtermed, la herramienta para medir el coste-valor de los medicamentos de alto impacto.
La necesidad de esta herramienta está fuera de toda duda. Pero sí hay dudas, y muchas, sobre su futuro si hay adelanto electoral. Si a Patricia Lacruz y a Dolores Fraga no les da tiempo a tener desarrollado su Valtermed —y un proyecto como éste no se acaba en unos meses—, acabará en un cajón, junto al innovómetro y los borradores de los textos antes mencionados. Y ya todos sabemos cómo funciona esto: otros vendrán que querrán empezar de cero. Y todo lo que se haya hecho hasta ese momento no habrá servido para nada.
Si es cierto que se está dejando pasar el tiempo, es una solución errónea. Proyectos como éstos deberían poder avanzar, con independencia de los cambios que puedan ocurrir en un ministerio. Porque interesan a todos. Por ello, deberían estar basados en el consenso político, y no en la política sanitaria.
Si a Patricia Lacruz y a Dolores Fraga no les da tiempo a tener desarrollado su Valtermed, acabará en un cajón, junto al innovómetro
