La ciencia y la investigación —y la industria farmacéutica, como estandarte y ejecutora de ambas— nos han sacado de la pandemia de COVID-19. Todos los actores implicados en el sector salud se volcaron en conseguir acabar con la propagación de la infección y acabar con la crisis sanitaria más importante del último siglo.

En la respuesta más inmediata frente al SARS-CoV-2 se necesitaban nuevos medicamentos —o afinar con los ya existentes— y los tuvimos. En la respuesta más estructural, se necesitaban vacunas y las tuvimos. Y, para todo ello, era de vital importancia que continuase funcionando correctamente la cadena de suministros de la industria farmacéutica… y así ocurrió.

Todos estos ejemplos los ha puesto sobre la mesa Jesús Ponce, presidente de Farmaindustria, en el Encuentro ‘El medicamento y el valor social de invertir en Sanidad’, organizado por Farmaindusria y la Fundación Ramón Areces.

Durante la pandemia, y en la crisis global de suministros, “la industria farmacéutica no ha tenido faltas”, ha insistido Ponce, quien también ha señalado que, lejos de limitarse a ‘contener’ estas situaciones, la industria ha demostrado su liderazgo en este tiempo en el desarrollo de estudios clínicos. Otra de las lecciones aprendizas más valoradas ha sido el funcionamiento de la colaboración público-privada.

En definitiva, la pandemia ha traído muchos aprendizajes. Sin embargo, la memoria a veces peca de tener un corto recorrido y la sociedad (y la administración) sigue sin concebir que los costes en salud no son un gasto, sino una inversión. “Estos aprendizajes no han terminado de calar”, ha enfatizado Ponce. Si antes hablábamos de lecciones, ahora podríamos hacerlo de ‘deberes’: es responsabilidad de todos dotar de información a la sociedad para que pueda revertirse esa percepción.

La pandemia nos ha demostrado que teníamos las prioridades equivocadas y que la productividad económica y el crecimiento del país se ha producido, sobre todo gracias a la permanente apuesta por la innovación e inversiones en I+D de la industria farmacéutica en España.

Un argumento que se sostiene con los datos de un estudio realizado entre 1999 y 2009, entre los países de la OCDE, que demuestra que hasta el 73 por ciento del incremento de vida de la población estaba relacionada con el desarrollo y acceso a nuevos medicamentos. Otros estudios mencionados en este encuentro hacen referencia a los ahorros directos que el uso de medicamentos innovadores genera en otras prestaciones sanitarias.

La propia ministra de Industria, Reyes Maroto, quien también ha participado en esta jornada, ha recordado el maridaje perfecto que hay entre económica y salud, así como que la industria farmacéutica es un sector estratégico en España.

Sin embargo, el sistema sanitario debe ser reforzado con más recursos y en un marco de sostenibilidad. Lo aprendido en la pandemia “debe ayudarnos a revisar esquemas, metodologías y regulaciones para valorar mejor la salud y poder tomar medidas para el futuro”, ha apuntado el presidente de Farmaindustria.

En definitiva, no tiene sentido hablar de gasto.