Habitualmente, cuando el Ministerio de Sanidad anuncia el inicio de la tramitación de un nuevo proyecto de afectación directa para las farmacias, la primera sensación de la profesión es la echarse a temblar. Sobre todo, si el ámbito de acción es económico. Pero se dice que “las estadísticas están para romperse” y el dicho se cumple a rajatabla en la medida que ahora quiere acometer el Ministerio de cara a modificar el RD 823/2008 y actualizar los requisitos para que las farmacias en situación de inviabilidad económica puedan beneficiarse de la aplicación de un índice corrector a su baja facturación —las conocidas como farmacias VEC—.

Una modificación que se plantea “en positivo”, dado que Sanidad asegura que persigue “incrementar las garantías para que la prestación que se realiza por las farmacias sitas en el entorno rural con riesgo de despoblación y en los entornos social y económicamente vulnerables siga siendo accesible y capilar a toda la ciudadanía en todo el territorio”. Aunque queda todo el camino por delante, el espíritu con el que se afronta esta iniciativa ha sido bien recibido por el sector. Aunque desde la profesión se alerta que no es suficiente per sé misma para asegurar la sostenibilidad de los 712 establecimientos catalogados como VEC en España y, por ende, asegurar la equidad de la prestación farmacéutica en todo el país, sí es un primer paso. Una muestra de buenas intenciones, cuando menos.

No obstante, bien haría Sanidad en escuchar a la profesión y, en especial, a los propios afectados. En el Paseo del Prado 18 ya tienen las sugerencias al respecto de entidades como el Consejo General de Farmacéuticos como de la Sociedad Española de Farmacia Rural. Unas aportaciones encaminadas a no crear distinciones entre boticas para acceder a estas compensaciones —no hay que olvidar que también existen boticas VEC en entonos urbanos— e incrementar las cuantías de las mismas. Todo por la ‘S.O.S.tenibilidad’ de estas boticas, de la red de farmacias, de la prestación farmacéutica y de la sanidad nacional. Esa es la cadena.


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