Javier Castrodeza explica en el Congreso que Sanidad ya trabaja en el marco normativo que definirá el uso de los medicamentos biosimilares
| 2018-03-23T11:38:00+01:00 h |

La Semana Santa rompe el ritmo de la frenética actividad del sector farmacéutico. Tiempo para analizar lo sucedido en el primer trimestre del año y para coger fuerzas de cara a lo que se prevé una primavera movida en cuanto a la actividad sanitaria se refiere. Estos primeros meses del año han sido más de tanteo, con declaraciones de intenciones más que hechos. Las administraciones no terminan de sacar adelante los temas que avanzaron a finales de año y poco se ha movido. Mientras tanto, los agentes del sector se mantienen expectantes pero sin bajar la guardia. El rumbo de la política farmacéutica se va definiendo con cuentagotas y nadie quiere quedarse fuera de la foto una vez que llegue el momento de sacara adelante los primeros textos normativos. Farmacia, distribución, industria innovadora, genéricos o biosimilares trabajan sin descanso para obtener ese marco legislativo que les permita desarrollarse y mantener intacta su capacidad. En la comparecencia de esta semana de Javier Castrodeza en el Congreso de los Diputados, el secretario general de Sanidad ya ha adelantado que la legislación sobre la intercambiabilidad de los biosimilares está próxima a cerrarse. El camino que seguirá Sanidad no parece que vaya a ser diferente del que se está aplicando en la actualidad en la práctica clínica. Una realidad en la que la decisión del clínico tiene que prevalecer sobre cualquier otra consideración economicista y en la que el paciente tiene que estar plenamente informado sobre el tratamiento que va a recibir. El conocimiento del medicamento cada vez más extendido entre los clínicos y la información al paciente son los pilares sobre los que se tiene que asentar el desarrollo del mercado de los biosimilares, tan necesario para favorecer el acceso y la sostenibilidad de los sistemas sanitarios. La imposición o las medidas basadas simplemente en términos economicistas no sirven y lo único que generan es rechazo por parte de los clínicos e incertidumbre al paciente. Con la calidad, seguridad y eficacia más que demostradas solo queda dejar claro el modo de utilización y evitar así la diferencia de criterio que se pueda dar a nivel autonómico. En cualquier caso, parece que todo el sector está de acuerdo en que hay que aprovechar de una manera racional el potencial de los medicamentos biosimilares.

Con la calidad, seguridad y eficacia demostradas solo queda dejar claro el modo de utilización