En unos días se cumplirán dos meses desde que las oficinas de farmacia españolas comenzasen a dispensar test de autodiagnóstico frente a la COVID-19. Los beneficios en términos de diagnóstico de esta medida a día de hoy son claros. La farmacia está consiguiendo cortar de raíz con la transmisión del virus. En Cantabria, por ejemplo, las farmacias han podido notificar ya a la Consejería 1.979 positivos.

Hasta el momento, hasta ocho comunidades autónomas —Aragón, Canarias, Cantabria, Cataluña, Galicia, La Rioja, Murcia y Navarra— tienen implantados circuitos de comunicación entre sus administraciones sanitarias y red de oficinas de farmacia para la notificación de resultados positivos de autotest de COVID-19.

En algunos protocolos, volvemos al caso de Cantabria, el mero registro de un positivo por la farmacia en la aplicación informática habilitada con el Servicio Cántabro de Salud genera automáticamente una cita para una PCR comprobatoria al usuario. El objetivo, así, es cortar con la mayor inmediatez posible las cadenas de transmisión.

Las boticas están resultando claves en muchas comunidades para cortar las cadenas de transmisión. Es momento de dar un paso más y reconocer su labor

Estos mecanismos están siendo clave en la lucha contra la expansión de la COVID-19 y, seguramente, serán decisivos en las posibles futuras olas del virus en el país. Sin embargo, a diferencia de otros países, como es el caso de Italia, las boticas siguen sin poder realizar test en sus instalaciones. El hecho de que sea el propio ciudadano el que se realice el test en casa deja la puerta abierta a una incertidumbre que puede traducirse en más hospitalizaciones. La farmacia no consigue dar con todos los positivos y a esto se suma la posibilidad de que no se realice de forma correcta el autodiagnóstico.

Hace unas semanas, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, calificaba la venta de test en farmacias como “tremendamente positiva”, seguramente tras conocer los primeros datos. Ahora que ya se conocen estos primeros beneficios es momento de dar un paso atrás y dejar que las farmacias completen su papel como claves en el diagnóstico de la COVID-19.


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