Sus señorías en el Congreso se están cansando de esperar una discusión en política farmacéutica que, pese a ser considerada imprescindible para la agenda política, no llega
| 2018-09-28T12:31:00+02:00 h |

Es importante poner semáforos en una vía rápida. Si no se hiciera, los peatones no podrían cruzar y, si se decidieran a hacerlo, estarían poniendo su integridad en grave riesgo. Sí, los semáforos son un gran invento, pero incluso a pesar de su aparentemente simplicidad, una mala sincronización de los mismos podría implicar serios trastornos en la ordenación del paso y del tránsito. Este podría ser un gran ejemplo de cómo algo per se no tiene por qué ser bueno o malo, sino todo lo contrario, en función de ‘cómo’ se implemente o funcione. Algo parecido ocurre con las subastas de medicamentos, una herramienta que entra dentro de la lógica de la política farmacéutica pero que, a tenor de lo que han señalado los expertos consultados por EG, en España tiene el ‘hándicap’ de haberse identificado única y exclusivamente con la experiencia de una comunidad autónoma. Hay subastas más allá de Andalucía.

Como el Guadiana, reapareció este debate un día antes de que las decimocuartas subastas marca Andalucía hicieran su aparición; un día antes, también, de que el Pleno del Congreso de los Diputados debatiera una Proposición de Ley de apoyo a los genéricos que terminó por convertirse en un canto bastante generalizado de un nuevo debate sobre política farmacéutica. Sus señorías se están cansando de esperar una discusión que, a pesar de ser considerada imprescindible dentro de la agenda política, nunca llega.

Si de algo no se puede acusar a este Gobierno en el ámbito sanitario es de pasividad. Si alguien ha dado titulares, esa ha sido la ex ministra Montón, con una hoja de ruta que comenzó a aplicar en su segunda semana en el cargo y que ahora está pendiente de revisión y/o continuidad (Carcedo lo dirá en su comparecencia). Pero no es menos cierto que, en el periplo que vive el Ministerio desde hace meses, la política farmacéutica, pendiente como está de proyectos normativos básicos para el sector —RD de Precios; Precios de Referencia y, por qué no, también subastas de medicamentos o precios seleccionados, para evitar confusiones con marcas autonómicas—, ha sido la gran damnificada.

No solo sus señorías esperan en el Parlamento el debate sobre el acceso, la innovación y la sostenibilidad. El sector no puede seguir esperando sine die, cuando lo que viene reclamando es un marco estable y predecible.

En el periplo que vive el Ministerio de Sanidad desde hace meses, la política en Farmacia ha sido la gran damnificada