Cuando parecía que la estabilidad había llegado al Ministerio de Sanidad, el sector afronta nuevamente un traspaso de cartera. Un cambio de titularidad que coincide con el punto más álgido (o eso se espera) de la tercera ola de la COVID-19. Eso sí, el cambio parece que busca dar continuidad al proyecto iniciado por Salvador Illa. Carolina Darias se enfrenta ahora a un reto mayúsculo, convirtiéndose en la cabeza visible de la gestión de la peor pandemia de nuestros tiempos. Así, los retos que se le presentan son numerosos.

El más inmediato es el de hacer frente a la situación epidemiológica y a una estrategia de vacunación que tiene por objetivo el inmunizar al 70% de la población para verano. La coordinación con las comunidades autónomas parece que seguirá marcando el día a día del ministerio. Sobre la mesa está la posibilidad de impulsar el papel de la farmacia. El ejemplo de los test en Madrid puede (y debe) servir de impulso para el resto del territorio. Algo en lo que la nueva ministra puede jugar un papel clave.

Pero no todo es COVID-19. La ministra tendrá que avanzar en aspectos clave para el sector, como puede ser el nuevo Plan de Cáncer, impulsar la estrategia de Terapias Avanzadas o comenzar a dibujar el futuro del SNS tras la pandemia. Un futuro donde todos los agentes tendrán que tener su espacio claro.

Precisamente en el mismo instante en el que Carolina Darias asumía el cambio de ministerio, Farmaindustria presentaba un Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación económica denominado “Medicamentos esenciales y capacidades industriales estratégicas para la cadena de valor de la industria farmacéutica innovadora en España” ante el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. El objetivo es impulsar la producción nacional de medicamentos esenciales, y reducir así la dependencia de otros países. Es tiempo, por tanto, de escuchar, dialogar y de comenzar a construir el ecosistema sanitario que España necesita para la reconstrucción. Nos va la salud y la economía en ello.