Ultima etapa. Las negociaciones para la salida del Reino Unido de la Unión Europea acaban de iniciar la subida a su último puerto de montaña y Bruselas y Londres parecen dispuestos a llegar a la meta sin un acuerdo amistoso. La falta de un consenso que asegure la estabilidad entre ambos territorios produce una gran inestabilidad en el sector farmacéutico, que alerta de los peligros de falta de suministro para ciertos medicamentos. Bien es cierto que la Agencia Europea del Medicamento está haciendo sus deberes y, de 108 fármacos que se consideraban en riesgo de suministro, ahora tan solo son 39. No obstante, el peligro para los pacientes europeos y británicos es más real que nunca.
Prueba de ello son los constantes esfuerzos que realizan las compañías, con planes de contingencia específicos para lograr que los medicamentos estén disponibles para todos los pacientes que lo necesiten. Compañías como AstraZeneca, GSK, Sanofi, Pfizer, MSD o NovoNordisk han realizado inversiones que pueden superar los 100 millones de euros y que tienen por objetivo el contar con cadenas de suministro suficientemente fuertes para que incluso un Brexit duro no afecte al sector.
Pero, por muchos esfuerzos que realice la industria, está claro que si no se dispone de voluntad política por ambas partes, difícilmente se podrá asegurar que los pacientes, tanto europeos como británicos, puedan tener acceso a una sanidad que garantice sus necesidades. Es cierto que la Unión Europea no puede ceder con un acuerdo blando que abra la puerta a otros estados a proponer su salida, pero el escenario de un acuerdo agresivo no hace más que dañar un tejido industrial que aporta estabilidad a ambos territorios y, sobre todo, a los ciudadanos. El sprint final para aclarar el futuro de ambas partes ha iniciado aunque, previsiblemente, hasta noviembre no se sabrá el final de esta dura etapa.
La falta de un acuerdo de salida produce una gran inestabilidad en el sector farma, que ve peligrar el suministro de fármacos