La propuesta del PSOE de que las oficinas de Correos entreguen medicamentos en entornos rurales es una ocurrencia electoral contraria al modelo nacional y ningunea la farmacia rural
| 2019-04-26T13:51:00+02:00 h |

Ya se sabe que, ante una cita electoral y a la hora de conformar sus programas con los que concurren, las formaciones políticas suelen apostar por el “por proponer que no sea”. Ello hace que, en una (osada) lectura de estos densos programas que superan los centenares de páginas puedan encontrarse medidas necesarias, lógicas, justificadas, más o menos difíciles de llevarse a la práctica… Pero también meras ocurrencias que, por el bien de las propias formaciones y el poco sustento de las mismas, más vale que caigan en el olvido —ya se sabe que “ojos que no ven…”—. La farmacia, y en concreto la farmacia rural, ha sufrido una de esas “ocurrencias electorales” que salpican todo comicio y que bien convendría que no vaya más allá del 28-A, aunque su autor sea quien acabe ostentando el Gobierno. No es de esperar que nadie en su sano juicio pida cuentas por este incumplimiento.

La propuesta es del PSOE y sugiere “fortalecer el papel de Correos en el ámbito rural para que, a través de sus oficinas, se entreguen medicamentos”. En España existen 22.079 farmacias —casi diez por cada una de las actuales 2.400 sucursales postales—, de las cuales el 25 por ciento de localizan en entornos “rurales”. Más de un millar, en pueblos que no superan los mil habitantes. Incluso, en pequeños pueblos, allá donde hace tiempo que ‘desaparecieron’ los bancos, los bares, los curas y cualquier otro tipo de servicio —mucho menos una oficina de Correos— allí se mantiene el servicio farmacéutico, bien en forma de farmacia o botiquín.

Con datos así, ya no solo podría cuestionarse qué necesidad hay de hacer uso de una oficina de Correos para que un paciente rural adquiera su medicación, sino también el ninguneo que, de rebote, implica para la farmacia rural y su incalculable valor en esa España vaciada que tantos discursos ha copado en la campaña. Para otro capítulo queda la problemática de este colectivo y las necesidades no atendidas para la mera subsistencia de estos establecimientos.

Pero hay más. No solo no se vislumbra necesidad sino que el propio sector ya está buscando respuestas desde dentro —y recursos propios— a posibles situaciones “extremas” de dificultad en el acceso a tratamientos. Ahí están ya las primeras experimentaciones de distribuidoras de envío de medicamentos con drones a zonas montañosas.

En estos días en los que se han sucedido las colas en las oficinas de Correos para ejercer el derecho al voto por correo (aún con mostradores exclusivos para ello), ¿se imaginan próximas colas para recoger medicamentos? Ni necesario… ni cabal. Es verdad que no han trascendido los detalles de la propuesta. Quizá mejor, directamente, olvidarla.

La farmacia rural ha sufrido el “por proponer que no sea” que suele rodear las campañas electorales