El anuncio de la financiación de la primera terapia celular alogénica investigada en España muestra que la colaboración público-privada no es un enemigo sino parte de la solución
| 2019-10-18T14:24:00+02:00 h |

Dice un refrán que cuando dos hermanos trabajan juntos, las montañas se convierten en oro. Pero hay que saber interpretar estas palabras. Han existido y existirán en el mundo empresarial ejemplos de los peligros que resultan de entender mal este proverbio. Dos hermanos que montan un negocio familiar mal harían en llevar el negocio ‘como hermanos’. Las reglas, siendo ambos iguales, deben ser otras distintas a las que se manejan ‘en familia’. En caso de duda, conviene acudir al excelente ejemplo que estos días nos han dejado la compañía Takeda, la Universidad Autónoma de Madrid, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y 21 hospitales españoles, que ha culminado con el anuncio de la financiación de la primera terapia celular alogénica investigada en España.

A la hora de hablar de este proyecto de colaboración público-privada, resulta inevitable recordar las palabras que no hace ni un año pronunciaba Faustino Blanco, secretario general de Sanidad en funciones, al ser preguntado por EG sobre el proceso de negociación para la fijación de precio de las nuevas terapias CAR-T. El Ministerio, dijo el secretario general, quiere mantener una relación “más de igual a igual” con la industria farmacéutica.

Está claro: el Sistema Nacional de Salud es el principal cliente de la industria farmacéutica y tiene una capacidad de liderazgo reconocida en todo el mundo. Es necesario poner en valor la capacidad del sector público, al igual que hay que poner en valor la capacidad, el talento, la experiencia y la inversión del sector privado. Juntos, llegan a lugares a los podrían llegar por separado, pero indudablemente de distinta manera: dedicando más recursos, y seguramente más tarde. En definitiva, de una manera menos eficaz.

Esta colaboración no es la única suma de un proyecto que, además, viene a sumar un punto adicional a la ya excelente masa investigadora española, y que también cubre una de esas necesidades médicas no cubiertas que se demanda desde las administraciones sanitarias y desde la sociedad civil. Conviene no olvidar este win-win, especialmente en estos momentos en los que la cercanía de las elecciones puede llevar a simplificar algunos mensajes. La colaboración público-privada no es un enemigo; es parte de la solución.

Juntos, los sectores público y privado llegan a lugares a los que, por separado, podrían llegar peor