La política farmacéutica es una de las competencias que han sido ninguneadas al ofrecer el Ministerio de Sanidad, sin más, como un departamento ajeno a ‘políticas de Estado’
| 2019-07-26T12:22:00+02:00 h |

Fue Felipe González quien dijo que un expresidente del Gobierno es como un jarrón chino en un apartamento pequeño… Todos le suponen un gran valor, pero nadie sabe donde ponerlo. Pruebe el lector a sustituir las palabra ‘expresidente’ por ‘Ministerio de Sanidad’ y se hará una idea de a qué altura quedó este Departamento la semana pasada, entre ofertas y contraofertas y dimes y diretes filtrados a los medios de comunicación entre dos partidos que se ofrecían ministerios como quienes se intercambian cromos.

No cabe ninguna duda de que no fue intencionado. Porque, como todo, esta fotografía tiene otra interpretación… La que intentó hacer valer, sin mucho éxito y escasos minutos de producirse la segunda votación, la portavoz del PSOE en el Congreso. Adriana Lastra reprochaba a Pablo Iglesias que Unidas Podemos no hubiera querido hacerse cargo de “la Joya de la Corona del Estado del Bienestar”, pero lo cierto es que esas palabras no se habían visto acompañadas de una defensa acorde en los discursos —la Sanidad pasó de puntillas por el debate de investidura—, como tampoco habían venido precedidas de una negociación de las políticas sanitarias.

Inmersos en la negociación de los ‘sillones’, el documento España Avanza, que el PSOE había ofrecido a Unidas Podemos en los días previos, pasó sin pena ni gloria a pesar de incluir unas bases sanitarias sobre las que, seguramente, la formación morada poco o nada podría objetar. De hecho, si Pedro Sánchez ha optado por ofrecer este Departamento es porque es consciente de que hay espacio suficiente de acuerdo, al menos en algunas materias… Harina de otro costal sería entrar en la política farmacéutica, una de las competencias que han sido ninguneadas al ofrecer el Ministerio de Sanidad, sin más, como un departamento ajeno a ‘políticas de Estado’ que el PSOE es reacio a ceder.

En manos de Sánchez e Iglesias está el arreglar este desaguisado. Y deben hacerlo empezando por construir, no el tejado, sino los cimientos: un programa de gobierno sólido, que no salte por los aires a la primera de cambio. En sus manos está devolver a Sanidad la reputación que, sin quererlo, le han quitado, reduciéndola a un objeto decorativo y en recuerdo de esa mítica copla: “Tú serás como esa falsa monea, que de mano en mano va y ninguno se la quea”.

En las manos de Sánchez e Iglesias está devolver a Sanidad la reputación que, sin quererlo, le han quitado.