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No es responsabilidad de la ministra que en su discurso no se mencione a la farmacia. El CGCOF debe tomar nota.
Desde el punto de vista político, el discurso de la ministra Maria Luisa Carcedo en el Foro Nueva Economía ha sido coherente y alineado con el Gobierno de Pedro Sánchez. Desigualdad, efectos de la crisis en la clase media y medidas de austeridad implantadas por el anterior Gobierno, entre otras cuestiones resumidas y enumeradas. Así fue la introducción de la ministra al primer discurso completo al sector sobre su visión de la sanidad. Por eso, anunció que iba a describir las 15 estrategias prioritarias y se puso a ello; yo conté alguna más. La referencia a un estudio del premio Nobel de Economía de 2000, James Heckman, sirvió para ilustrar que la inversión social tiene un retorno económico, y reclamar que el mal llamado “gasto social” debería llamarse inversión. También mencionó el último dato de inversión en sanidad pública que nos sitúa en un 6% del PIB (2016). ¿Es esta una inversión que permite ofrecer todo lo que se quiere ofrecer?

Una sanidad eficiente
Carcedo mencionó THE LANCET que considera nuestro sistema entre los mejores del mundo, para hacer un guiño a la Atención Primaria en España, que cuenta con “700 euros menos que países de nuestro entorno no tan eficientes”. Su cascada de argumentos tiene su origen en los recortes del pasado, la pérdida de universalidad, el impacto en la atención primaria y los efectos del copago, que llega a cifrar en 2 millones de jubilados que declaran no seguir sus tratamientos, una cascada que concluye en un “efecto represivo” sobre las rentas más pobres. También hizo un guiño a la salud pública, aunque anunció que sigue siendo un problema el tabaquismo, el alcohol, y obvió al VIH, cuyos contagios anuales se mantienen peligrosamente constantes en España. Su intención: poner énfasis en la salud pública.

El medicamento: una inversión
Del medicamento hizo un planteamiento novedoso para una ministra de sanidad, como es renunciar a la palabra “gasto”: situó al medicamento como una inversión y afirmó que es uno de los bienes que posee más potencia redistributiva de la riqueza. Parecería una buena base para avanzar en fórmulas y acuerdos con el sector que ya ha ofrecido Martín Sellés, presidente de Farmaindustria. La ministra mencionó a Humberto Arnés, que la escuchaba atentamente.

¿Y la farmacia?
Lo que brilló por su ausencia fue tanto la representación farmacéutica nacional (no acudió representación del Consejo de Colegios de Farmacia (CGCOF) como ninguna referencia de la ministra a la farmacia. Y no la hubo porque no hay nada para la farmacia y para la botica en el ministerio, nada que deba incluirse en las prioridades. Estuvo presente la distribución farmacéutica, con el presidente de Cofares, Eduardo Pastor, y representantes de Cecofar. No es responsabilidad de la ministra que en su discurso no se mencione a la farmacia. Hay que ir más allá de las campañas con folletos, que en ocasiones son devueltos por algunos Colegios. El CCGOF debe buscar fórmulas para que la farmacia esté en primera línea de nuevo. Incluyendo la defensa de la profesión, frente a ataques de los líderes enfermeros como ocurrió recientemente. No es la ministra quien debe hacer el trabajo de la farmacia. Al menos, SEFAC, FEFE y algunos Colegios sí toman la iniciativa en las CC.AA. donde la farmacia está en la agenda política.