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El código de colores obligatorio para los alimentos no se ha consensuado
La idea es buena, pero le falta resolver la excesiva simplificación que propone, que lleva a contradicciones. Se trata de un modelo que se ha implantado en Francia pero que en España debería adaptarse. El aceite de oliva cuenta con todos los apoyos y estudios sobre su valor nutricional, por lo que no tiene sentido que una clasificación de colores sencilla indique que es “peor” en términos nutricionales que el “ketchup”. La Estrategia de Nutrición, actividad física y prevención de la obesidad (NAOS) es una iniciativa necesaria que requiere de la implicación de los profesionales sanitarios, especialmente en la implementación de ciertas medidas. Una cierta miopía debe existir cuando no se le ha ocurrido a nadie pensar que, en España, nuestra dieta saludable puede tener en cuenta otros factores que no aparecen en Francia o en Reino Unido. Pero estamos a tiempo de corregirlo. Giuseppe Rusolillo, de la Academia Española de Nutrición y Dietética, ha realizado una crítica constructiva, ya que defiende que el modelo puede ser acertado, pero la obligatoriedad de incluirlo al frente de las etiquetas va más allá de la normativa europea, asegura. Sin duda, ayudaría a todo esto el consultar a las instituciones del ramo y tratar de llegar a un entendimiento. Un buen comienzo sería convocar al Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas de España, que debería ser el órgano de consulta que incluye a profesionales multidisciplinares (en donde farmacéuticos y médicos se incluyen) y cuya presidenta, Alma Palau, puede ayudar a que la interlocución con el Ministerio sea fluida. Mientras tanto, las farmacias que cuentan con especialistas en nutrición van a ir aclarando las dudas sobre el etiquetado, unas dudas razonables.