Opinión

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Santiago de Quiroga Editor de EG | viernes, 08 de febrero de 2019 h |

Si no hubiera una red de farmacias tendríamos un problema para afrontar la cronicidad. ¿Lo sabemos?

La demostración por reducción al absurdo, empleada en matemáticas, nos viene muy bien para destacar un hecho en relación con la atención farmacéutica. Consiste en demostrar que una proposición matemática es verdadera, probando que, si no lo fuera, conduciría a una contradicción. En este caso, la “reducción al absurdo” consiste en la alternativa que se plantea en caso de que la farmacia no sea la opción para complementar la atención a la cronicidad. En España las plantilla de médicos, según asegura la Mesa de Atención Primaria, es un problema de primer orden; hoy ya existe necesidad de cubrir plazas, problema que se agudizará en los próximos años con jubilaciones masivas. Pensar que más médicos van ocuparse de la atención a la cronicidad desde unos 2.500 centros de salud (CS) que puede haber en España, es irreal y no parece la solución. La alternativa: 22.000 farmacias que ya hacen la labor de atención farmacéutica. Otro razonamiento es que el personal de enfermería puede acometer esta tarea, incluso en domicilio. Bien, ¿serán las enfermeras de hospital? ¿O de los centros de salud? El personal de enfermería debe asumir más funciones que facilitarán su desarrollo profesional en sus puestos actuales de trabajo. Pensar que desde los CS o los hospitales van a acudir a los domicilios o van a realizar una revisión rutinaria a los crónicos tampoco es realista. Si ahora no tienen tiempo ocioso, en los próximos años no lo tendrán al agravarse la situación. La alternativa: 22.000 farmacias que ven a varios millones de personas al día en España. Una farmacia que realiza muchos actos que hay que poner en valor. La opción de más funcionarios (más médicos y enfermeras) para que hagan una función que ahora puede hacer la botica es, además, antieconómica y no aprovecha las fortalezas de nuestro sistema sanitario y de nuestra red de farmacias. Cofares impulsa una reflexión necesaria sobre la farmacia y su papel. Para ese papel, la receta electrónica está siendo clave, pero también el acceso de la botica a la historia clínica, para así saber desde la farmacia qué medicación DH está tomando el paciente y tener criterio para evitar incompatibilidades, por ejemplo, con un simple antitusivo o descongestivo nasal.