Estamos en un momento crítico. La segunda ola de la pandemia de la COVID-19 golpea especialmente a España y las comunidades comienzan a adoptar medidas restrictivas para intentar frenar los contagios. Los expertos siempre han sido claros: lo importante es rastrear la pandemia con un buen sistema de diagnóstico. Un sistema difícil de aplicar en grandes territorios con altos índices de población. En este momento, ninguna mano sobra y aprovechar la red de oficinas de farmacia puede ser decisivo para conseguir aplanar y reducir la curva. Los nuevos test rápidos de antígenos adquiridos por la Comunidad de Madrid abren la puerta a la posibilidad de realizar rastreos masivos en las zonas con mayor incidencia y, de hecho, es una estrategia que ya está poniendo en marcha el Gobierno regional de Isabel Díaz Ayuso.

Los farmacéuticos están preparados para ayudar realizando test de antígenos o estableciendo puntos de vacunación frente a la gripe. ¿Podemos permitirnos decir que no?

Pero los resultados de esta estrategia parece que muestran la necesidad de un mayor impulso. Los datos con los que se cerró la primera jornada de test masivos en Puente de Vallecas indican que, de los cerca de 1.000 residentes citados para realizarse las pruebas en un único punto (un centro de salud), acudieron menos del 30 por ciento. ¿Habrían mejorado las cifras de este “llamamiento” si los residentes hubieran tenido más opciones (lugares, horarios, flexibilidad de citaciones, etc.) para realizarse la prueba a lo largo de la jornada?. Las 2.880 farmacias madrileñas pueden (y deben) ser esos espacios de apoyo para el diagnóstico de los ciudadanos. Y no solo en Madrid, sino en el resto de comunidades autónomas donde la incidencia del virus sigue creciendo.

Pero el apoyo de la farmacia debe ir más allá. En unos días las comunidades comenzarán a poner en marcha sus campañas de vacunación frente a la gripe. Es un año realmente especial, donde se hace especialmente importante conseguir altas coberturas, evitando la convivencia de dos virus que pueden llegar a colapsar el sistema sanitario del país. La pregunta es si los centros de salud podrán alcanzar esas tasas de vacunación en un momento de alta saturación de estos puntos de atención sanitaria. ¿Por qué no disponer de una red de 22.071 farmacias en toda España para conseguir la protección de los cuidadanos con mayor riesgo? . Los farmacéuticos están preparados para ayudar. ¿Podemos permitirnos decirles que no?


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