Las entrevistas que publica EG de los portavoces de Ciudadanos (C’s) y Unidas Podemos (UP) destacan por su visión antagónica de lo público y lo privado. Para Guillermo Díaz, portavoz de C’s en la Comisión de Sanidad del Congreso, la iniciativa privada es más ágil. Díaz habla del ejemplo de compañías que cambian sus líneas de producción o sus prioridades para orientarse a las necesidades de la sociedad.
Díaz resalta la agilidad de la iniciativa privada para adaptarse al entorno y su mecenazgo
La iniciativa privada responde a la necesidad de ser eficientes y ofrecer un producto a tiempo y competitivo. Díaz destaca el mecenazgo de muchas compañías en estos días.
Por su lado, Rosa Medel, la portavoz de UP, cree en un “sector público de medicamentos” y hace referencia la lista de medicamentos esenciales de la OMS.
Su razonamiento es que la medicina está excesivamente medicalizada y deberíamos centrar la producción en lo público. Para Medel la salud no debe ser objeto de negocio. Este punto lo destaca la portavoz de UP a propósito de la provisión de un servicio (un proveedor sanitario cualquiera) que se preste con dinero público.
Medel destaca que la medicina está excesivamente medicalizada y deberíamos centrar la producción en lo público
Dicho servicio, al llevar implícito un margen económico, conlleva un coste adicional para el sistema público sanitario. La realidad es que las visiones de C’s y UP son especialmente antagónicas en este capítulo sanitario.
La calidad y el precio de un bien o servicio
En todo caso, es relevante indicar que el Estado, cuando adquiere un bien o servicio, debe asegurarse que se proporciona con la calidad y precio adecuado. En este contexto, que el Estado crezca o disminuya, con más o menos estructura y peso en la sociedad, es un aspecto que tiene un discurso político puesto de manifiesto por algunos líderes políticos, incluyendo al actual vicepresidente 2º y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias.
Es importante definir los límites del Estado, y en materia sanitaria, desde la provisión de servicios sanitarios asistenciales hasta medicamentos, son opciones que deben siempre ser adquiridas por lo público con calidad y a un precio adecuado. Efectivamente, el Estado se equivoca porque son personas, pero deben asumir que en sanidad errar siempre tiene un precio.
Investigación pública y privada
Además, la adquisición de un bien por el Estado no tiene por qué representar un gasto inútil o añadido por incluir un margen comercial. No obstante, es importante no pagar por un servicio más de lo razonable. En cualquier caso, no siempre es posible que el Estado pueda realizar algunas actividades de manera eficiente, porque se requieren inversiones que no puede o quiere realizar. Un ejemplo de esto es la investigación, donde no hay más que compararlas cifras de investigación privada y pública. También resulta interesante destacar que el resultado de la investigación pública no suele estar orientada al mercado y a su utilidad (investigacion traslacional).
Un debate de escala de grises, dominado por el blanco y negro
En cualquier caso se trata de un debate interesante donde los argumentos entre lo público y lo privado no son del tipo blanco y negro, sino que muestran una rica y variada escala de grises. A favor de lo público, sin duda, el obtener la mejor de las calidades sin gastar más recursos de la cuenta y con la generosidad de un Estado que no quiere (o no tiene como objetivo) ganar dinero, Hacienda aparte.
A favor de la iniciativa privada se sitúa el tremendo conocimiento y capacidad de adaptación de las empresas que sólo triunfan si lo hacen bien: con calidad y precio. En el capítulo sanitario, los medicamentos son bienes de una utilidad extraordinaria. Y los servicios sanitarios complementarios un apoyo en momentos de necesidad.
En el punto medio podemos situar dos posturas: que lo privado y lo público deben coexistir. Algunos van más allá y afirman que la sanidad pública no podría funcionar sin el apoyo de la privada. En estos días tenemos algunos ejemplos. Y, por otro lado, que un bien o servicio debe proporcionarse a un precio razonable, y que el Estado puede tener la opción de decidir no adquirir el servicio. En algunas de estas “escalas de grises”, probablemente, haya algo más de acuerdo entre los distintos grupos políticos. El problema es la etiqueta que clasifica y facilita que tus votantes te identifiquen: necesitas situarte en blanco o negro.