COVID-19 y gripe aviar, una amenaza en evolución

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En la actualidad, el mundo presenta un panorama epidemiológico complejo, con dos crisis que evolucionan en paralelo: el COVID-19 y la gripe aviar H5N1. Aunque ambas enfermedades son diferentes en su origen y dinámica, las lecciones aprendidas de la primera nos pueden preparar para el manejo de la segunda. La directora de prevención de pandemias de la OMS, Maria Van Kerkhove, advirtió recientemente sobre el aumento inesperado de los casos de COVID-19 durante el verano, mientras que la gripe aviar sigue expandiéndose entre animales y amenaza con mutar hacia una cepa más peligrosa para los humanos.

COVID-19: baja la inmunidad

El análisis de las aguas residuales ha mostrado un aumento alarmante en la circulación del virus, de entre 2 y 20 veces mayor de lo esperado para la temporada estival, lo que indica que seguimos lejos de controlar la pandemia. Aunque seguimos en la “era Ómicron”, variantes como BA.2.86, JN.1 y KP.3.11continúan emergiendo rápidamente, algunas con alta prevalencia.

Todo esto refuerza la necesidad de continuar con las campañas de vacunación. Sin embargo, la inmunidad frente al COVID-19 ha disminuido debido a la falta de refuerzos de vacunas, y las consecuencias de esta relajación se reflejan en el repunte de casos. Como explica Van Kerkhove, el aumento en verano, una estación atípica para los virus respiratorios, debería ser una señal de alerta para no bajar la guardia.

El relajamiento en las medidas preventivas no solo afecta la contención del COVID-19, sino que también abre la puerta a posibles coinfecciones con otros patógenos. El hecho de que todavía estemos lidiando con variantes del virus que no muestran signos de desaparecer debe mantenernos alerta ante futuras pandemias.

Gripe aviar: El siguiente capítulo en las pandemias

Mientras el COVID-19 sigue latente, la gripe aviar ha ido consolidándose como una amenaza emergente, desarrollándose en estos últimos años. Este virus ha provocado una epidemia mundial en animales, afectando a mamíferos, aves silvestres y de corral, e incluso a vacas lecheras en Estados Unidos recientemente. La particularidad de este brote es que no solo está confinado a las aves, sino que ha saltado a otros animales, lo que aumenta el riesgo de que se desarrolle una cepa más transmisible a los humanos. A medida que avanza, los expertos consideran una pandemia de gripe aviar como una certeza en el horizonte, aunque sin una fecha definida.

Lo preocupante es que el virus de la gripe aviar H5N1 ya ha causado varios casos en humanos, y aunque la transmisión entre personas sigue siendo limitada, la historia nos ha mostrado que los virus pueden mutar. En respuesta, ya se están preparando vacunas en colaboración con varios fabricantes. Según estimaciones, se espera que se dispongan de 1.000 millones de dosis globales de manera rápida si el H5N1 muta y se vuelve más transmisible. Sin embargo, aún no hemos alcanzado un estado de emergencia pandémica, aunque estamos en lo que los expertos llaman un “estado intrapandémico”, un momento en el que las alertas están activadas y los sistemas de respuesta en marcha.

El cambio climático y las pandemias: Un caldo de cultivo

Una variable que no puede ser ignorada en esta conversación es el cambio climático, que está afectando la dinámica de presentes y futuras pandemias. Las migraciones de aves silvestres, clave en la propagación del H5N1, están siendo alteradas por fenómenos como inundaciones, sequías y cambios bruscos de temperatura. Las aves utilizan espacios naturales con agua en sus migraciones, que pueden verse alterados. Estos factores pueden cambiar y desviar la exposición de las aves y otros animales al virus, lo que a su vez incrementa la posibilidad de transmisión a humanos. Si algo nos ha enseñado el COVID-19 es que la interacción entre el medio ambiente y las enfermedades infecciosas es mucho más compleja de lo que solíamos pensar.

Es crucial que los gobiernos y las instituciones sanitarias mantengan sus esfuerzos de vigilancia y prevención. La ciencia ha avanzado en el desarrollo de vacunas y antivirales, pero la clave estará en la preparación temprana y en la colaboración global.

El futuro de las pandemias puede parecer sombrío, pero está en nuestras manos asegurarnos de que no se repita el caos que el COVID-19 provocó en 2020. Si fallamos en aprender de la experiencia reciente, es probable que la gripe aviar sea la próxima crisis global de salud, pero esta vez, debemos estar listos con una respuesta clara y eficaz.