Actualizado Lunes 20 de noviembre, 9:38 h
La formación de un nuevo Gobierno de España ofrece siempre una nueva etapa sanitaria. Pero esta etapa supone un cambio de rumbo en relación a que la ministra de sanidad, Mónica García pertenece a la confluencia de SUMAR y no al partido mayoritario de la coalición de Gobierno.
“Y es que la ministra de sanidad se enfrenta a retos no resueltos hasta ahora, y nunca abordados por un partido político que no es ni socialista ni popular”
Por supuesto, los retos por resolver están, en muchos de los casos, en la carpeta de “pendiente” desde hace años. Y es que la ministra de sanidad se enfrenta a retos no resueltos hasta ahora, y nunca abordados por un partido político que no es ni socialista ni popular.
Europa está a las puertas de la aprobación de los presupuestos de 2024, año electoral que renueva la eurocámara en junio próximo. La formación del nuevo Gobierno en España incluye una nueva estrategia de sanidad que tendrá la impronta de la confluencia transversal Sumar.
Una visión de la sanidad
Sumar no es Unidas Podemos, pero tampoco es el Partido Socialista. Será de máximo interés su visión de la sanidad y cómo dará los primeros pasos en relación a una legislatura que ha comenzado con intensas disputas. Que la sanidad debería estar al margen de las confrontaciones ideológicas es algo que el sector ha reclamado siempre.
Con una sanidad transferida, el ministerio debe ejercer la coordinación, el impulso y la facilitación de ciertos planes y estrategias, incluida la cohesión. No es una cartera fácil la de sanidad, y la muestra es que en cinco años (desde 2018) han pasado cinco ministros de sanidad hasta este año 2023. Mónica García será la sexta ministra de sanidad en cinco años.
Porque en el último lustro hemos visto titulares de sanidad que llegan, ven y se van. Los ministros y ministras de sanidad han huído de la cartera por cuestiones varias, pero nunca se han comprometido ni resuelto lo urgente ni lo importante. Una ministra que pudo hacerlo por experiencia y capacidad, Carmen Montón, fue obligada a dimitir, algo que no ocurrió después en circunstancias similares con otros miembros del Gobierno. Con tanta inestabilidad política en la sanidad de los últimos Gobiernos, permanecen los retos sanitarios y los problemas por resolver.
Una ventaja indiscutible es que Monica García es médico. El Gobierno de España se ahorra la curva de aprendizaje de seis meses de cualquier persona ajena a la sanidad.
Retos sin resolver
Falta de profesionales, transformación del sistema sanitario, digitalización, inversiones pendientes, cohesión del sistema, especialidades de urgencias e infecciosas, Agencia Estatal de salud pública, cáncer, avances en salud mental o refuerzo de la atención primaria son sólo algunos ejemplos de asuntos que no han sido resueltos aún.
Lo que se le pide a una política que ocupa un puesto de responsabilidad es que resuelva los problemas de las personas. La paciente de cáncer de pulmón, Carmen Berga, lo dijo con mucha claridad en el II Congreso de Supervivientes de cáncer organizado por la Fundación Sandra Ibarra: “pido a la próxima ministra que se centre en lo importante“.
Pacientes
Porque es la capacidad de abordar los problemas, priorizarlos y el trabajo constructivo intenso lo que permitirá avanzar en sanidad. Sin colaboración de profesionales, administraciones sanitarias, pacientes, compañías, instituciones y grupos que trabajan por y para la sanidad, no será posible avanzar.
En sanidad, el enfrentamiento político debe dejar paso al arte de conseguir acuerdos que reviertan en los pacientes. Y nada revierte en los pacientes sin una colaboración abierta, especialmente en un sistema sanitario transferido.
Estoy convencido que es el talante lo que marcará una legislatura sanitaria que va a convivir con una tensión inicial evidenciada en el Congreso de los diputados en estos días de investidura. Hemos visto en el Congreso de los diputados el desacuerdo político de la mitad de España y la mitad de diputados. Pero en sanidad debemos avanzar en acuerdos para todo el sector y para todos los pacientes, sin caer en el error de plantear una legislatura de disputas permanentes.
Si nos centramos en construir y tender puentes, la brecha sanitaria se cerrará algo más. Si no lo hacemos, la España de dos velocidades dejará en el camino a las Autonomías con menos capacidad económica, y su sanidad se verá afectada, por ser el primer gasto autonómico. El Gobierno debería cuidar especialmente la cohesión territorial. Porque no hay nada que afiance más la equidad y garantice la libertad y democracia en un país que una sanidad accesible, dotada de recursos y que avance a la misma velocidad en todo el territorio.