FDA y oncólogos anuncian un cambio paradigmático en cáncer: Real World Evidence

Una frase tan sencilla como sólo a un genio se le puede ocurrir, en este caso a Albert Eistein, dice: “Locura es hacer lo mismo y esperar un resultado diferente”. Tan importante como hacer al sistema sanitario sostenible es conseguir que la investigación de nuevos tratamientos innovadores no siga siendo cada vez más costosa, y eso pasa por investigar a un coste menor, sin afectar a la calidad del resultado. Pero también pasa por aprovechar herramientas como la Real World Evidence (RWE), y explotar los datos de salud almacenados de los pacientes pasados para beneficiar a los pacientes futuros. En el congreso más importante del mundo en Oncología, el que organiza la American Association of Clinical Oncology (ASCO) en Chicago, se ha hablado de muchas cosas durante unos pocos días. Pero algunas palabras se repetían en ocasiones: el “tiempo” es una de éstas. Lo que los pacientes le piden a los que investigan es tiempo, que no es el parámetro más relevante, en ocasiones. Un poco más de tiempo puede ser más valioso para el enfermo que para el sistema sanitario. Pero el tiempo tiene otro prisma: la rapidez con la que una terapia innovadora llega a la clínica puede ser decisiva, tanto en determinadas innovaciones rompedoras como en otras incrementales, que ofrecen un poco más de tiempo de vida al paciente. Al preguntar a los pacientes de cáncer no tienen duda de lo que quieren: tiempo. Otras palabras unidas, en un solo concepto, que han sonado en ASCO es la RWE, y su relevancia la han confirmado autoridades sanitarias y oncólogos con la firma de un acuerdo entre la FDA y ConquerLinQ, una entidad impulsada por ASCO. Se trata de incorporar toda la información de las historias clínicas (se comenzará con el melanoma metastásico) para agrupar en un sólo conjunto de datos toda la información de cada paciente. Todos estos datos acumulados o Big Data son anonimizados y tratados con potentes herramientas de software para hallar correlaciones, analizar grupos de riesgo, comprobar eficiencia o seguridad, y muchas más cosas. La utilización del RWE y los Big Data tiene un potencial transformador de la salud de la población, que analizará la realidad actual y pasada para hacer predicciones de eventos futuros y desconocidos.

Con esta información, la FDA podrá tomar decisiones con posterioridad a la comercialización de un medicamento, pero lo más importante es que los clínicos tendrán muchas más claves sobre una patología, por la agregación de todos lo datos, que es diferente información que la que proporciona un ensayo clínico: la práctica real y su resultado en condiciones reales. En España, superando las barreras que hay, puede ser la primera oportunidad de hacer las cosas de manera diferente. Quizás, la investigación podría limitar el tamaño y número de los ensayos clínicos (que siguen siendo muy relevantes), con un desarrollo clínico más sencillo, sabiendo que el análisis de los BD permitirá hacer un seguimiento posterior. Así, podría reducirse el coste de la investigación. Aunque los tratamientos oncológicos son un 5% de los costes totales del cuidado del paciente con cáncer, nuevas y potentes herramientas predictivas son esenciales para seguir avanzando en enfermedades cada vez más frecuentes.