jornada de gestión y evaluación

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Santiago de Quiroga Presidente Editor de EG | viernes, 25 de mayo de 2018 h |

La terapéutica tiene innumerables muestras de los beneficios de los procedimientos acelerados: están el Fast Track (FDA), el procedimiento acelerado del NHS en Reino Unido o el más reciente para terapias “estratégicamente importantes y transformativas” que anunció el Gobierno de UK. La reciente reunión sobre Gestión y Evaluación de Medicamentos, organizada por Almirall, ha traído un interesante debate sobre datos en la vida real. Los sistemas sanitarios se pueden beneficiar de estos datos, y eso implica acelerar en ocasiones la disponibilidad de determinados tratamientos. No se puede temer que acelerar dicha disponibilidad pueda entrañar riesgos. Especialmente en terapias sin alternativa terapéutica, acelerar su disponibilidad y ofrecer garantías son conceptos que van de la mano. No pueden despertar dudas. En caso de no existir alternativa terapéutica, no debemos presuponer que su revisión va a ser de peor calidad por ser rápida. Puede tratarse de un medicamento altamente innovador (y que existan alternativas) que entre en un registro acelerado en la UE, o en su registro, precio y reembolso en España. En estos casos, un rápido acceso al registro, combinado con una rápida disponibilidad, al que se suma una evaluación posterior en vida real, es un excelente proceso digno de anunciarse por un Gobierno (como hizo UK). Lejos de ser un riesgo, es una enorme ventaja que los pacientes y los especialistas agradecerán. No debemos temer a lo que es más rápido; es malo para nuestra salud.