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Santiago de Quiroga Presidente Editor de EG | viernes, 05 de octubre de 2018 h |

El perfil genético completo es necesario para identificar terapias dirigidas, ya aprobadas o en fase de investigación. La caracterización molecular del cáncer es un elemento imprescindible para escoger un tratamiento reduciendo la incertidumbre en relación a su eficacia y a la toxicidad. Pero la velocidad con la que nuevos biomarcadores se van descubriendo no garantizan siempre que el diagnóstico molecular esté disponible para recibir un tratamiento inmunoterápico. En estos momentos se sale del paso a través de plataformas impulsadas por diversas compañías farmacéuticas, pero se trata de soluciones concretas que deben ampliarse y universalizarse. Es necesario integrar en la rutina asistencial el diagnóstico molecular a medida que la evidencia proporciona nuevos biomarcadores tumorales. Los premios Nobel de Medicina de 2018, James P. Allison y Tasuku Honjo, llevan 20 años investigando en inmuno-oncología, y el resultado son pacientes tratados con éxito. El resultado era “inimaginable hace tan sólo 5 años”, ha afirmado el investigador Rubén Cabanillas, que dice que extraer el genoma del tumor de una persona era sólo un privilegio de los centros más punteros. Este camino lo abre, entre otros, la biopsia líquida, pero la velocidad con la que estos avances reales se pueden trasladar a los pacientes es algo que ha traído la era genómica. Organizar todo esto exige poner sobre la mesa un nuevo enfoque de la asistencia del cáncer y la investigación. Un nuevo Plan para todos.