La Unión Europea se enfrenta a la primera salida de un socio, que además tiene una fuerte presencia en el sector farmacéutico

El 31 de enero de 2020 quedará marcado en la agenda internacional como el día ‘B’. El Brexit ha llegado y lo hace con muchos interrogantes. ¿Estarán la Unión Europea y Reino Unido preparados para esta separación? ¿Afectará al sector farmacéutico? Y, de hacerlo, ¿de qué manera?
Durante los tres años largos que han pasado desde que los ciudadanos británicos dijesen “si” en las urnas a la salida de la UE, las compañías farmacéuticas han hecho los deberes. Se han realizado inversiones millonarias para asegurar que el suministro de medicamentos no se viese afectado. Algunas como AstraZeneca ha invertido más de 40 millones de libras en duplicar los laboratorios en Suecia. Pfizer y GSK aseguraron en su día que los cambios en sus cadenas de suministro supondrían un coste de 100 millones de dólares. Sanofi y MSD se han comprometido a acumular medicamentos para asegurar el suministro completo durante dos semanas y cuatro meses, respectivamente.
De momento, el sector de farma británico ya demanda una regulación en materia migratoria que facilite que el personal investigador pueda entrar en Reino Unido, con el objetivo de que este país pueda mantener su potencial en I+D —Reino Unido ocupa la primera posición en Europa en ensayos clínicos de medicamentos en fases tempranas—. Solo el tiempo dirá si este 31 de enero se recordará como un viernes negro. Empieza la era Después del Brexit (D.B.) y los europeos y británicos deberemos trabajar en un nuevo escenario.