J. Ruiz-Tagle Madrid | viernes, 14 de septiembre de 2018 h |

98 días… Ni siquiera ha cumplido el periodo de gracia. Ese es el tiempo que ha durado Carmen Montón en el cargo de ministra de Sanidad. Las irregularidades existentes en el máster sobre estudios de género que cursó en la Universidad Rey Juan Carlos se han llevado por delante a la artífice del regreso de la universalidad. Plagió su trabajo en casi un 50 por ciento (una grave irregularidad de las que dice no haber cometido) y recibió trato de favor al permitírsele cursar sus estudios a distancia cuando la mayoría de mortales deben asistir para lograr el título. Que ella no fuera consciente del favoritismo, tal y como se ha encargado de repetir en los últimos días, no le ha dado el parapeto suficiente para seguir ocupando un cargo de tanta responsabilidad. Ya saben, el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento.

Estas líneas son el resumen del final de la historia de una mujer que quiso cambiar muchas cosas desde que llegó al Gobierno pero que se le olvidó cambiar de tercio en lo más básico: transparencia y ejemplaridad. Porque el César no sólo debe ser honrado, tiene que parecerlo. Y en los últimos días se han visto demasiadas contradicciones. Sea como fuere, la verdad objetiva para los ciudadanos es que en 2018 tendrán tres ministras de Sanidad, algo inconcebible.

El pasado 8 de junio volvía ‘la medicina’ al Ministerio de Sanidad. Montón compareció tras el intercambio de carteras con Dolors Montserrat para avisar a los presentes de que su hoja de ruta sería similar a la llevada a cabo en la Consejería de Sanidad Universal que durante tres años gestionó en la Comunidad Valenciana. “He trabajado en la Generalitat en la defensa de lo público y ahora voy a hacerlo en el Gobierno de España; el derecho a la salud es universal”, dijo entonces. Y ese precisamente será su legado más allá del borrón en su currículum que hace hoy el fatídico máster que cursó en 2011.

La derogación parcial del Real Decreto 16/2012 ocupó prácticamente su agenda durante el primer mes en el cargo. Fue entonces cuando convocó al Consejo Interterritorial para tratar que las comunidades autónomas se comprometieran a aunar una norma común y conseguir que la condición de ciudadanía fuese suficiente para tenar acceso al Sistema Nacional de Salud desde el primer nivel, la Atención Primaria. “Son los residentes los que se beneficiarán de este cambio que llevo pidiendo desde hace 3 años”, aseveró Montón tras su cita con las comunidades autónomas.

La convalidación del Real Decreto-Ley para devolver la universalidad se aprobó en el Congreso de los Diputados días antes de las publicaciones que han dado al traste con su gestión. En aquella cita en el Hemiciclo ella ya sabía que las informaciones se iban a publicar y que las irregularidades de su máster estaban en conocimiento de varios periodistas.

Quizá sea ventajista decirlo ahora pero en su discurso de defensa sobre su Real Decreto-ley se atisbaba un amago de despedida que comenzaba con el mismo argumento que dio en la rueda de prensa posterior a la explosión de su ‘caso máster’. “No todos somos iguales” dijo en ese momento y unos días antes en el Congreso utilizó el mismo argumento. “Hoy estamos aquí porque el anterior Gobierno aprobó el 16/2012 que significó una regresión en derechos. Se hizo por Real Decreto-ley y este Gobierno ha hecho lo mismo pero por diferentes motivos. La urgencia es que hay que acabar con la diferencia entre ciudadanos. Para el anterior Gobierno era urgente recortar derechos y para este es urgente recuperarlos”, dijo en el estrado.

Más allá de los dos principales temas que han protagonizado los cien días de Montón ha habido otros asuntos que se han manejado en las entrañas del Ministerio. El primero de ellos ha sido la negociación con Podemos para poder sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado para 2019. El tema central ha sido el copago farmacéutico. La modalidad introducida también por el Real Decreto-ley 16/2012 será suprimida (si es que los presupuestos ven la luz) de forma progresiva, comenzando por aquellos colectivos más vulnerables desde el punto de vista económico.

Junto a este tema, la búsqueda de la igualdad real entre hombres y mujeres también ha copado la agenda de Montón. Tras el periodo estival la ministra convocó a los medios comunicación para informar de que recuperaba el Observatorio de la Salud de la Mujer, extinto desde el año 2014 y cuyos resultados comenzarán a ser visibles a partir del año que viene.

Pero junto a los hitos conseguidos por esta ministra hay que ponerle un lunar. Durante su época como consejera valenciana no dejó pasar ni una sola cita en el Consejo Interterritorial para reclamar una modificación de la financiación. Al llegar al Ministerio, las prisas fueron sustituidas por la pausa. No hubo ni un sólo intento por abordar el asunto con las comunidades autónomas y la única promesa que se le arrancó fue la de dotar suficientemente el Fondo de Cohesión y el FOGA. Ahora, que se cumpla su promesa o no ya no dependerá directamente de Carmen Montón.