Sandra Pulido Madrid | viernes, 12 de julio de 2019 h |

Un elefante puede llegar a vivir 60 años, una persona 90, mientras que un ratón no pasa de los dos años. ¿Qué determina la longevidad de una especie? Una investigación del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha desvelado que la velocidad con la que se acortan los telómeros predice lo que va a vivir una especie. Esta relación se expresa con una ecuación matemática, una fórmula que, según los investigadores, es capaz de averiguar con exactitud la longevidad de la especie. Este trabajo ha sido realizado en colaboración con el Zoo Aquarium de Madrid y la Universidad de Barcelona.

Investigaciones anteriores del grupo de María Blasco, jefa del Grupo de Telómeros y Telomerasa del CNIO y directora del trabajo, ya habían señalado que el origen del envejecimiento del organismo se encuentra en los telómeros. El nuevo estudio ha comparado en diferentes especies su velocidad de acortamiento. Por ejemplo, los telómeros humanos pierden de media unos 70 pares de bases (los ladrillos del material genético) al año mientras que los de los ratones pierden una media de 7.000 pares de bases.

Mejor predictor

Este estudio ha comparado los telómeros de nueve delfines de entre 8,6 y 50,1 años de edad; 15 cabras de entre 0,8 y 10,1 años; ocho renos de 1,4 a 10,5 años; 15 flamencos de entre 0,8 y 50,1 años; seis buitres de entre 8,1 y 21,4 años; cuatro elefantes de Sumatra de entre 6,1 a 24,7 años; gaviotas anilladas de entre 0 y 24 años; y siete ratones de entre 1,4 y 2,6 años. Los resultados han arrojado que la velocidad de acortamiento de los telómeros predice la longevidad de especies mucho mejor que otros parámetros considerados hasta ahora, como son el peso corporal o el ritmo cardiaco.

Para María Blasco, el que haya una relación “tan clara entre velocidad de acortamiento y longevidad apunta a que hemos hallado un patrón universal, un fenómeno de la biología que explica la duración de la vida de las especies y que merece más investigación”.

De hecho, según han indicado los investigadores, la ecuación matemática puede usarse para predecir la longevidad de las especies partiendo únicamente del ritmo de acortamiento de los telómeros. Este ajuste es mejor cuando se usa la longevidad media de la especie (79 años en el caso de los humanos) en vez de la máxima, los 122 años documentados por el momento. Para Kurt Whittemore, primer firmante, la investigación confirma que los telómeros tienen un papel importante en el envejecimiento: “Hay gente que lo duda, cuando advierte que por ejemplo los ratones viven dos años y tienen telómeros muy largos, mientras que los humanos vivimos mucho y tenemos telómeros cortos; pero nosotros demostramos que lo importante no es el tamaño inicial sino el ritmo de acortamiento, un parámetro que predice la longevidad de especie con un alto grado de precisión”.

Especies del Zoo

Este trabajo se llevó a cabo con muestras de sangre de varias especies, la mayoría del Zoo Aquarium de Madrid. Las muestras de las gaviotas de Audouin proceden de una colonia salvaje en el Delta del Ebro que se analizaron en la Universidad de Barcelona. Los investigadores midieron los telómeros en los glóbulos blancos de individuos de distintas edades en cada especie.

El siguiente paso es estudiar especies muy longevas para su tamaño, como la rata topo desnuda o el murciélago.

DATOS

La investigación llevada a cabo por el CNIO analizó nueve especies de mamíferos y ave. Pudieron determinar la edad de las gaviotas de Audouin a partir de las anillas que se colocan cuando son pollos, y que permiten la identificación de los individuos a lo largo de su vida. En otras especies como elefantes y delfines, trabajaron con el equipo de veterinarios del Zoo de Madrid. Gracias a los entrenamientos médicos que permiten la colaboración de los animales de forma voluntaria en sus chequeos veterinarios, pudieron tomar muestras de sangre haciéndolo coincidir con sus analíticas rutinarias de seguimiento de su estado de salud.