Tradicionalmente se han atribuido propiedades cardiosaludables a bebidas alcohólicas de baja graduación como es el caso del vino. Tras una revisión de los principales estudios que avalaban estas supuestas virtudes, los miembros del Grupo de Educación Sanitaria y Promoción de la Salud de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc) han recogido en un documento de la sociedad científica su posicionamiento sobre este asunto, que se resume en la idea de que no existe un umbral de consumo de alcohol seguro ni beneficioso para la salud.
Lo explica a GM el coordinador de este grupo, Rodrigo Córdoba, que remarca que todas las bebidas alcohólicas, ya sean fermentadas o destiladas, tienen una cantidad de esta sustancia. “No hay ninguna dosis, por pequeña que sea, que sea beneficiosa para la salud. Es un mensaje que no se debe trasladar desde las consultas de atención primaria”, indica.
Córdoba alude a que la propia Organización Mundial de la Salud desaconseja el empleo de términos como consumo moderado o responsable. Conceptos relativos en función del ambiente o de la cultura, insiste, que llevan a error. Lo más que podemos decir, puntualiza, es que puede que pequeños consumos no sean peligrosos para la salud, pero con excepciones, destaca. Por ejemplo, en el embarazo, durante la adolescencia o a la hora de manejar maquinaria o conducir un vehículo no existe un “umbral de seguridad”, subraya.
El portavoz de Semfyc aclara que el mensaje lanzado durante años no es cierto. La revisión de los trabajos que sustentan estas recomendaciones, argumenta, cuestionan la metodología empleada. Uno de los defectos observados es que muchos de estos grandes estudios analizaban dentro del mismo grupo a exbebedores y no bebedores. Un conjunto, por ejemplo, que podía arrojar peores indicadores de salud que el de los bebedores de bajas dosis de alcohol. Además, apunta, los estudios se basaban en indicadores intermedios, se modificaban determinados parámetros biológicos, lo que no significa que implique menor riesgo de enfermedad, aclara.
Otro punto importante tiene que ver con los mensajes sobre el cáncer. Ante esta enfermedad, tampoco existe ningún nivel de consumo de alcohol seguro, insiste y está probado que el consumo de alcohol diario aumenta el riesgo de cáncer digestivo, hepático y de mama.
Por otra parte, destaca que si el argumento en defensa de las propiedades del vino es que contiene flavonoides y antioxidantes, es cierto que estas sustancias están presentes en el mosto y en la uva sin los riesgos del alcohol.
En cualquier caso, Rodrigo Córdoba insiste en que el mensaje del grupo no es de abstención total, puesto que “tampoco hay evidencias de que pequeñas dosis de alcohol sean negativas para la salud, pero que no lo sean no implica que sean positivas”. Una cantidad “admisible” sería una unidad al día en las mujeres y como máximo dos en los hombres, pero no todos los días de la semana, asegura.
Como médicos, la pauta general es que se ha individualizar el mensaje, según cada caso. Además, conviene recordar al paciente la importancia de no consumir alcohol especialmente durante el tratamiento con psicofármacos, ya que multiplican su efecto, con antiinflamatorios o ácido acetilsalicílico, que aumenta el riesgo de hemorragia digestiva, o con tratamientos contra la hipertensión o la diabetes, ya que reduce el efecto de estos medicamentos.